Cada cerveza debe servirse a una temperatura, para poder disfrutar una buena birra como debe ser.
Como hemos visto en el vino, la temperatura en el servicio es importante: nos permite percibir las cualidades y defectos que podemos encontrar en nuestra bebida; lo mismo pasa con la cerveza, por todas las cualidades que en ella podemos encontrar.
Cuanto más compleja, aromática y densa sea una cerveza, debe ser una temperatura mayor que una cerveza clara.
Primer regla: mientras más obscura, la temperatura debe elevarse, eso es entre 10ºC y 13ºC.
La principal razón para pensar que una cerveza debe estar “bien muerta” (sic) es que al estar tan fría, no podremos ver la calidad de lo que estamos tomando: tanto en armas como los receptores que tendremos; perderemos la complejidad de lo que estamos consumiendo.
Tampoco vamos a servir a “temperatura ambiente”, pues ¿Qué ambiente, de qué país, en qué época del año?
Las cervezas que van más frías serán las Pale Lager, Golden Ale, Cream Ale y Low Alcohol: las tendremos de 1º a 4ºC.
Frías entre 4ºC y 7ºC Serán Pilsner, Fruit Beer, European Strong Lager, Berliner Weisse, Belgian White, American Dark Lager, por poner un ejemplo.
Les diremos “frescas” a las que tienen que estar entre los 8ºC y 12ºC son American & Australian Pale Ale, Amber Ale, Belgian Ale, Bohemian Pilsner, Dunkel, Smoked, Altbier, Tripel, Irish Ale, French or Spanish-style Cider
Más cálidas serán “tibias” entre 14ºC y 16ºC como Imperial Stout, Imperial/Double IPA, Doppelbock, Eisbock.
Con información de Apuntes sobre cerveza.