Uno de los temas que más me divierten de mi trabajo es diseñar maridajes. La idea de llevar dos elementos al equilibrio para crear un momento en nuestros sentidos, es lo que más me inspira.
Hay muchos tipos de maridaje, en este caso en particular vamos a hablar de los “Lazo puente”, la relación entre los aromas como una manera de llevar a cabo nuestro maridaje.
Todos los varietales tienen aromas que los identifican, se les llama primarios. Después vienen los aromas que aporta la fermentación, secundarios. Por último tenemos los aromas que vienen de la crianza, terciarios. Por lo tanto cada vino contiene diversos aromas.
El primer paso es identificar cada uno de ellos en nuestra copa. Para un maridaje, los que salen en primera nariz (a copa quieta) son los primeros que identificaremos, cuando estoy decidiendo los ingredientes es importante tomarlos en cuenta para la preparación del platillo ya que serán los que nuestro cerebro identifique primero. Los aromas de segunda nariz (una vez que se oxigena el vino) nos puede decir si el vino es franco o complejo. Aquí es cuando apenas se complica, por lo tanto comienza la diversión: con esto podemos imaginarnos si queremos un platillo sencillo o con muchos elementos.
Un simple ejemplo es, en un Syrah (Shiraz): encontraremos pimienta negra, un buen maridaje de aroma sería una carne en salsa de pimienta negra, ahí encontramos nuestro lazo puente. De aquí podemos partir a muchos más complejos.
Otro ejemplo podría ser un vino que por su blend (mezcla de varietales) nos aporta muchos aromas a chocolate, nuez, tostados, entonces podríamos pensar en un pastel de chocolate.
No nos podemos olvidar de los sabores, ya que en boca es donde se completará la combinación y el choque de sabores es importante. Si estos se cumplen, podemos lograr que el maridaje por aroma sea un gran momento, claro siempre es mejor compartir esto con alguien.
¿Se les antojo algo en especial?
