Si no sabes aún cual es el vino ideal para ti, te tenemos dos propuestas muy sencillas.
¿Eres de los que le pone 5 cucharadas de azúcar a tu café? ¿O lo prefieres solo?
Cada una de las características de tu comida son evolutivas, por lo cual, no es el mismo vino que te gusta al inicio que el vino que puedes estar tomando ahora o en un futuro.
Por esto, es necesario averiguar un poco más de tus gustos.
Hay vinos que son más cargados en su sabor, y si eres alguien de comidas ligeras, no muy condimentadas, de gusto sencillo, evitar estos vinos será lo mejor: ve por vinos blancos, tintos sin barrica y algunos espumosos.
Si te gusta la comida con un mayor sabor, pero tampoco irás corriendo por mole y comida tai (por dar un ejemplo), vinos que sobresalen por sabores a frutas frescas y con buena acidez: blancos y tintos que ya tengan barrica pero no tanto más de un par de meses y denominaciones de origen.
En cambio, si comes de todo: dulce, salado, amargo, ácido, de muchas especias a pocas, puedes comer un chocolate en 85% y para arriba y no tienes problemas con un tamarindo endulzado, piensa en vinos que tengan una gran cantidad de barrica como opción (claro, de acuerdo a lo que comas).
También hay otra opción para saber tu vino ideal. Si eres de los que dicen que el limón es amargo y que te gusta el vino que es dulce, entra aquí y realiza el test.
Por desgracia, sacrificamos a la única persona que sabía ese truco de magia (otros dirán que después de tantos días de fiesta, era agua y la gente estaba en tal estado de ebriedad y resaca de tal manera, que el agua les sabía a vino), así que lo único que nos queda es jugar con la física para cambiar el agua y el vino.
Las densidades nos permiten que el vino y el agua no se mezclen… ¿Lo intentamos?
Algunas de las grandes cosas que el vino nos permites es tener oportunidades únicas: el saber beber una copa de vino y todo lo que ello implica.
Reunirte con amigos.
La verdad es que una copa de vino es la mejor manera de unir gente; claro, muchas otras bebidas lo tienen pero se escucha más bonito decir “vamos por una copa de vino” ¿o no?
La excusa de “una copa”.
Una que se convierte en tres, tres que es una platica eterna, una platica eterna que llena una botella de recuerdos. Las copas son el momento de amigos.
Relajarse.
Si no vas a ir con alguien más, puedes hacerlo en casa, solo, con sol o sin él, con calor o frío, en una hamaca, suelo o sofá: y lo mejor, descansando.
Maridaje.
El vino te va a permitir comer delicioso y disfrutar más los sabores. No es obligatorio, pero si logras un buen maridaje, vas a darte cuenta que es de lo mejor que te puede pasar.
Divertirte.
Pasar un buen momento siempre viene con una copa de vino. Si tienes un mal momento, una copa da una buena excusa de felicidad.
En teoría, no debes beber alcohol hasta los 18 años. La realidad es que muchas veces ya tienes bastantes crudas para esa edad. En el mejor de los casos, tus padres te instruyeron para no emborracharte y si beber en todo el arte que eso implica (aunque muchas veces olvidamos las sabias enseñanzas y las tiramos en un borde de vómito y cruda).
¿Cómo entonces, sería honesto empezar a beber si a los 18 ya tenemos la libertad para hacerlo pero no sabemos como, ni las consecuencias?
Es algo parecido a enseñar de sexualidad antes de tener sexo y no salir embarazados (plural, no es por ósmosis, el tomar o no la responsabilidad es independiente del hecho).
Si sabes que al beber mucho, tendrás una cruda enorme, lo pensarás más. Si saber lo que es la resaca, lo tomarás más en cuenta.
Si no lo sabes, te explicamos: una cruda es ese momento en la mañana donde no quieres despertar pero el dolor de cabeza, la sed y el dolor estomacal no te dejarán estar a gusto y mucho menos dormir.
Lo menos peligroso, siendo honestos, es ese malestar. Por gracia y desgracia de la ironía, México es uno de los países más violentos y ningún lugar se salva de eso. Ni de meseros gandallas o de personas sin conciencia –aún sin ser delincuentes de oficio-.
Obviamente no hablamos de todos y aquí es donde nos referimos a las excepciones, que para acabar de destruir la realidad rosa, los buenos son más, pero hacen o reaccionan menos.
El salir agredido física o sexualmente de cualquier sitio se ha convertido en lugar común con la primicia de la culpa alcoholizada: si sabes como está la situación, ¿para qué te emborrachas?
Y peor aún, que sobrio pasen las cosas… Y no es que provoquemos al estar en estado de ebriedad, pero es más complicado cuidarte o defenderte ¿o no?
Todavía empeorando la situación, el hecho de que alguien decide conducir “porque no está tan mal”. Y esa frase es la peor situación de tragedia que se puede crear. ¿Tan? Olvídalo, no expongas tu vida.
Las fases para saber beber son sencillas.
La confianza de con quien estás.
Nunca te emborraches con personas de oficina –si ya trabajas-, con profesores, o con gente que no tienes la confianza de beber.
Si las personas no son quienes conozcan tus más negros secretos, no bebas con ellas (los secretos salen con alcohol y nunca sabes las intenciones ajenas).
No grabar.
A menos que algo malo pase, no grabes ni que te graben, ni por “divertido”. Sean consientes de las amistades, reputaciones y situaciones que pueden acarrear con ello. No es necesario “quemar” a la gente.
Aprende a decir no.
Si te sientes mareado, incómodo o simplemente no quieres, di que no. Parece fácil, pero muchas veces las personas no pueden o saben como decir “que no”, ante lo incómodo de las reacciones o el rechazo. No pasa nada, sólo digan que no.
No pelees.
Si ves pelea, si estás en una, si algo pasa, evítalo. La gente alcoholizada es irracional. Trata de irte del conflicto o pide ayuda para salir de él; es innecesario.
Conductor designado.
O Uber, cabify taxi, en todo caso; se llama seguridad, sentido común y ganas de vivir.
Entiende tus límites.
Si ya te pasaste en beber, lo mejor es estar quieto, llamar a alguien de confianza (familia, amigos, conductor designado) y llegar a casa. Si estás por vomitar o tienes nauseas, no te muevas o puedes hacer una desgracia.
La uva se llama Côt (Entre todos los nombres y sinónimos que tiene), es de Francia aunque actualmente los hispanohablantes la conocemos como malbec y la reconocemos por Argentina.
En Argentina ha logrado tener un buen renombre a nivel mundial y se ha puesto el nombre de malbec en varias partes del mundo que no sean sólo Latinoamérica.
Estos son vinos muy conocidos, de color rojo rubí que se va profundizando de acuerdo a su proceso: más barrica más oscuro, más joven nos da tonos violetas.
La producción en Argentina inició en 1852 por un ingeniero agrónomo francés: Michel A. Pouget. En este país logró adaptarse rápidamente y pronto se convirtió en uno de los grande símbolos de este país (junto con los cortes, las empanadas y el tango; sí, así de cliché).
Ante la gran producción, cuidado y creación de alta calidad, Malbec Luján de Cuyo es la primera Denominación de Origen (DOC) en América en el mundo del vino; sus características principales son los vinos de expresión mineral, con un gran aroma de frutas negras y especias dulces.
La gastronomía que ha crecido en este país es ideal para lograr un buen acompañamiento: carnes rojas, a la parrilla, quesos duros y pastas con salsa de tomate.
Permitir o no: el punto del vino es que algunas cosas las excluye y te tenemos una lista detallada de lo que tomar vino no incluye.
Una actitud snob.
Cuando tomas vino, no tiene que ver con la pose, sino con el gusto por una buena copa. Evita pensar en si es al pedir el vino pronunciaron bien beaujolais o no.
Ser presumido/mandón.
El vino no es una excusa para ser presumido y hablar a todos de los vinos que tomas, como los tomas y como deben hacerlo.
Evitar maridaje.
El vino significa que puede o no ir acompañado. Todos hablan de acompañar el vino como si fuera una obligación para saber beber vino. Y no; las opciones son abiertas y no es necesario comer algo con el vino.
Excederse.
Con cualquier alcohol es prohibitivo embriagarse; es innecesario y sólo sirve para corroborar que no se sabe tomar.
Juzgar a otros.
Si no toman un buen vino, si toman algo malo, si no lo hacen: déjalos. Es su problema, ellos se lo pierden, tú te lo tomas. No necesitas hablar del “mal gusto” que es no tomar vino.
Se han anunciado los ganadores del XXV Concurso Internacional de Ensenada Tierra de vino, dentro de los cuales, los primeros lugares fueron mexicanos, españoles y gringos.
Las Bodegas ganadoras del otro están Adobe Guadalupe, Bleda, Duoma, Justicia Wines, Hart Wines, Viédo las Nubes, San Pasqual Winery entre otras.
La lista no se encuentra dividida en tipos de vino (tinto, blanco, tranquilo, etc), sólo nos marca los vinos ganadores, el país de procedencia y la Bodega.
Lo mejor de tener copas es que nunca te va a faltar vino: seamos honestos, como buenos bebedores de vino, nos importa tener algunas copas que sirvan al momento de consumir un vino, sino ¿cómo vamos a gustar de una buena copa de vino?
Pues bien, dentro de tener bonitas copas, es importante el mantenimiento de las mismas: por muy caras o baratas que estas sean, no servirán de la misma manera si no las cuidamos bien.
Ustedes pensarán que es sólo servir vino y lo demás no importa: lo cual es mentira, más si gustan de en verdad tomar buen vino.
No hablamos de la parte snob mamona de tomar un vino y parecer Ted Mosby (quien pueda entender la referencia; sino, les recomendamos ver Como conocí a tu madre, el capítulo Robots vs Wrestlers); hablamos de disfrutar realmente un vino y sus aromas.
No lavar las copas con jabón.
El jabón puede quedar en la copa, por lo cual la parte visual de la cata, no nos permitirá apreciarlo realmente. Por otro lado, pueden quedar aromas en la copa que sean molestos y “tapen” los reales del vino.
Las copas las vamos a lavar con agua tibia: estamos hablando de casa.
Siempre está el comentario de “que asco, ¿qué tal y alguien no se lavó la boca?” Lamentamos dar este consejo, pero den entonces copas de plástico para evitar contagiar posibilidades. Es poco ecológico, pero es una de las opciones.
Las copas las puedes tallar: no sólo es pasar por agua, se pueden tallar, pero lo mejor es evitar el jabón.
Si en verdad necesitas usar jabón, busca alguno especial y que no tenga aromas, hay algunos especiales de cristalería, los cuales son los necesarios para las copas.
Déjalas secar: no es necesario ponerlas en una secadora o usar un paño (de hecho es peor, se pueden llenar de pelusa). Con unas horas escurriendo, las copas quedarán bien.
No en lavavajillas: se pueden llenar de grasa. No lo hagas.
Una maneramás “loca” de hacerlo, es en una olla –que sólo usarás para este propósito, no de barbacoa o mixiotes, no debe tener sabor ni grasa-, ponla en la estufa: tiene que ser vaporera para que puedas poner el agua y las copas arriba de la rejilla unos segundos, boca abajo, mientras hierve y sube el vapor. No las dejes “hervir”, sólo hasta que estén limpias. Al sacarlas, no las mojes, menos con agua fría, pues se pueden reventar.
Gotas de vinagre y un poco de agua caliente también es una manera que es posible limpiarlas.
Si ya sabemos que el yoga y la chela funcionan, imaginen ahora el vino con unas pesas para poder hacer “brazo” .
De esta manera será literal el “hacer brazo” al tomar algo de vino y que no sea en la copa, sino directo de la botella.
Claro que puede ser tendencia, aunque actualmente no existe “una corriente” que la siga. Falta ver si La Condesa o la Roma nos da la sorpresa próximamente.
Nadie nace sabiendo, y menos quienes se jactan de ello: sea por escuela, vida o padres, la realidad es que no conocemos todo lo que quisiéramos y con el vino pasa algo sí.
Por eso es normal pasar por “errores de novato”, que aquí les diremos, para evitar entrar en ellos.
Tomar la copa del cáliz.
Realmente esto es por protocolo; sí, se calienta el vino (pero no tanto) y más importante: bebiendo mucho, podríamos no medir la fuerza y terminar rompiendo la copa. Es por eso que lo preferible es tomarla de la parte de abajo.
Tomar de la botella.
Sobre todo si no sabes que el vino espumoso tiende a subir y la situación puede ser peligrosa.
Pero en general, no vas a apreciar bien el vino, realmente los aromas no los encontrarás y el sabor te será pobre. Es mejor siempre servir el vino en copa.
No pensar en el maridaje.
Tomar por tomar no es opción; lo mejor es beber bien y con comida que acompañe bien lo que estás consumiendo.
En caso de que no sepas como hacerlo, pide ayuda para lograr un buen equilibrio.