Como es tomar vino en México.

El fascinante mundo del vino cada vez crece más en México; sin embargo no nos encontramos lejos de los estimas que ello significa.

El hecho de pedir una botella de vino en México se encuentra en una opinión dividida: o es por llamar la atención, que suele tener otro nombre referido a tomar leche cuando somos bebés o de plano, la referencia económica donde se busca demostrar una posición superior.


 

Suena a experiencia personal, pero dar en ejemplo suena sencillo: Yo tomo vino y poco a poco las personas a mi alrededor lo ven como algo cotidiano que solemos ordenar al cenar o comer algo; o al menos eso pensaba hasta que hace algunos días salí con un amigo de la oficina.

Se nos ocurrió ir por una pasta y teníamos la suerte que había copeo en el lugar, por lo cual pedí un tinto. Él me mencionó que no lo haría porque era un naco (?) y ordenaría cerveza.

Eso sí, su “naca” cerveza fue una artesanal que saldría más cara que mi copa de vino; y me salieron dos dudas que no me pudo responder.

En primera, debo aclarar que no se me hace naco tomar cerveza, ya sea artesanal o industrial.

En segunda, que el costo tasa lo que significa bueno o malo, pues por el pensamiento de “mi cerveza se encuentra más cara que tu vino”, me dejó pensando… ¿Seguimos con la idea de que bueno es caro y malo es barato?

En los límites del presupuesto y del gusto ¿qué es más importante al ser visto tomando vino por los demás? ¿Es mejor tomar vino? ¿Es malo tomar cerveza, y si en su visión es correcto, por qué hacerlo?


 

La relación en México de ser observados (“¡Mírame, pido vino, sé de vino, pregúntame de vino, tomo vino!”) se vuelve parte de esa obsesión de que este mundo no es para todos.

El principal problema que enfrentamos es la poca producción ante las posibilidades de crecimiento que tenemos: en el norte y partes céntricas como Querétaro o Guanajuato son buena idea de plantación vinícola; pero también es el ideal mexicano de que si no es caro es bueno o que no nos gusta el vino sin siquiera probarlo.

El malinchismo también suele estar presente representado en cifras: entre el 60 y el 75% del vino que se consume en México es de importación.

¿Qué hacer para dejar de esconder el vino en México?

Primero lo primero: algunos extremistas dirán que los restaurantes deben tener una buena cara de vinos, que cumpla con los platillos sin defraudar o afectar el cliente.

Lo primero es verdad: si venden un tipo de comida, lo mejor es tener vinos que cumplan con un buen maridaje.


 

Pero la parte de los precios no, vivimos en un libre mercado y cada lugar es libre de vender al costo que gusten y nosotros de consumir o no en ese espacio.

También dejar de limitar al vino: una de las máximas de los últimos años es que el vino es goce y no pose: vamos a vivirla realmente.

Ahora bien, si nos alcanza para la comida pero en verdad le suben bastante al vino, podemos huir del lugar con la comida, (en caso de que sea para llevar –y obviamente pagarla-) e ir a nuestra tienda de confianza comprar la botella que mejor le vaya a lo que estamos consumiendo.

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