Sin crepas, no las necesitan

Ese día, el aroma a lluvia nos inundó desde el principio. De hecho, ese olor a humedad (como de pasto recién cortado) hacía buena armonía con el parmesano que se asomaba por la cocina.

Los cubiertos, colocados en cada lugar nos permitían imaginar lo que pediríamos. Lo que el antojo nos daba.

Algunos gabinetes, (y a Louis Armstrong de fondo) nos ambientaban a tener un buen momento. Las velas daban un toque romántico, pero que nos dejaba esa atmósfera de disfrutarlo con los amigos. El art decó ayudaba a relajarnos ante la copa de vino que se nos presentaba. Nos llenó el primer paladar: El visual.

¿Nuestra recomendación? Les tenemos tres:

El Rissotto de hongos silvestres para un vino tinto medio potente (una combinación de cepas que contenga un cabernet sauvignon les dejará disfrutarlo muy bien).

El rack de cordero con costra de menta y jitomate confitado les dejará perfecto con un vino mas monovarietal: Nebbiolo, cabernet sauvignon.

¿Pescado? Salmón Gauguin a la plancha en salsa de mango y jengibre con espárragos.

Y los postres: una delicia junto con una buena recomendable taza de café.

Eso si, aquí el servicio es bueno… Aunque un poco apurado (de esos donde apenas terminas de comer y te quitan el plato; no es que te apresuren a comer, es su manera de llevar el servicio).

Recomendable: Revisar la cava o las recomendaciones para maridar un buen vino. En días lluviosos quedarse fuera del lugar es opción, si no les gusta, dentro tendrán una comodidad de calorcito.