El poder de un vino.

Al parecer para comprar un vino debes saber de vino, ser un casi sommelier o andar buscando la manera de explicarle al mundo porque el Cabernet Sauvignon es el mejor vino y los Rioja están “sobrevalorados” como las películas de Tarantino o de DC.

Pues bien, amigos, lamentamos decirles que justo como la pelea del feminismo donde ser mujer no significa que son competencias entre hombres y mujeres sino definir que las diferencias son lo que unen, el vino tiene que encontrar ese camino donde podamos quitar la soberbia de abrir una copa de vino.

“Guácala ese vino” y “¿Cómo puedes tomar eso? Es un jugo de uva con alcohol” son frases comunes para identificar a uno de estos nuevos amantes de vino.

Son neófitos que buscan informar que el vino es bueno y que en la lista de Robert Parker salió una botella, aunque no ha logrado ganar medallas. ¿Es realmente importante en el mundo del vino o sólo logra dar una mayor plusvalía a un viticultor?

El poder de un vino debe encontrarse en el sabor que este tiene, en la capacidad de asombro que da a nuestro paladar: si es bueno, si tiene equilibrio y principalmente si es algo que nos gusta.

No es que el vino sea realmente malo, es que nos debe gustar y la inversión que hemos decidido meter en esa botella debe ser proporcional a los recuerdos que podemos compartir con ella: no se equivoquen, el vino no es para presumir.

Si ustedes son los que siguen esa tendencia de que el vino debe ser de una sola forma y limitan a su alrededor para “que aprendan bien a tomar un vino”, lo que realmente está logrando es alejar a otros de ese mundo vinícola en lugar de acercarlos.

Bien puede hacer que cada persona se acerque como pueda y guste a cada copa, vaso o botella: con el tiempo y si quieren o pueden, aprenderán a beberlo de la llamada “manera correcta”; no es necesario forzar desde un principio.

Ustedes, de bebés, comían con las manos y poco a poco fueron aprendiendo a comer fideos con los cubiertos: lo mismo pasará con el vino y aquello que poco a poco y en su tiempo se darán cuenta de cual es la mejor forma de ellos para disfrutarlo. Para esos, para los que ya pasaron sus “pasos de bebés”, para esas personas debemos estar listas y compartir ahora sí, la copa de vino limpia de prejuicios.

Compartir

También te puede gustar