El vino como método reflexivo.

Es una buena tarde para tomar una copa de vino con la persona más importante para ti: Tú.

Vamos a darnos 5 minutos de espacio; donde sólo seas tú el importante.

Así, agarra esa botella que has reservado. Vas a tener una charla, una importante. La más importante de este año.

Mírate en el espejo: Sea uno real o el de tu corazón. En serio, por más cursi que eso se escuche.

Toma una copa y empieza con esas incisivas preguntas que sueles hacer a tus amigos (las digas en tu cabeza o sea en voz alta; o a gritos) y dilas a ti.

Siempre nos preguntamos por ellos, nos preocupamos por ellos, por los demás: Como les va en el amor, como puede estar enamorado de tal persona, como no te puede ir mejor (como esa amiga de gran trabajo y gran paga) o viceversa: como no les puede ir a ellos de otra manera (esa amiga que no puede encontrar trabajo desde hace 6 meses).

Ahora eres tú. “¿Qué estoy haciendo?”.

Toma una copa de vino. Reflexiona. Es tu momento.

Sobra decir que sea un día donde no tengas otra cosa que hacer más que pensar en ti. Ya sea en pijama o con la mejor de tus galas.

El punto es que tomes en cuenta que esa copa de vino es tuya; es para ti. Es todas las preguntas que quieres y no te atreves. Las respuestas que necesitas.

Toma una copa con la persona que más importa, que eres tú.

¡Y música, siempre ayuda algo de música!

Llora, si tienes que llorar. Ríe si el momento lo amerita. Escupe de ser necesario. Piensa, piensa en ti, tu vida, qué haces, a donde vas, si vas bien o no para lo que te es necesario e importante.

Compartir

También te puede gustar