El vino es por gusto.

Se trata de goce, no de andar buscando la pose.

Para posar son las cámaras: fuera de ellas no necesitan estar siempre “dando el ejemplo”.

Tengo una amiga, que gusta poco del vino pero si del mezcal (se entiende, es de Oaxaca). Cuando las dos nos juntamos solemos llevar nuestro arsenal: cada quien lo que más le gusta.

Siempre se dice “naca” por no gustarle lo que yo llevo. ¡Bueno, qué más da, si lo que hacemos es la plática!

La otra vez llevé un delicioso vino mexicano rosado y un espumante Argentino que no estaba mal (tampoco fue una gran maravilla, pero nos hizo el desquite bien).

¿No es Asti? Me dijo al verme con el espumoso. No, le dije. Tuve miedo que me cerrara la puerta en la cara, pero no, sólo se rió.

Platicando dijo que le agradó el vino, pero como ella era “naca”, prefería los vinos dulces.

¿Por qué es naco qué te gusten los vinos dulces?

A mi me da risa e incluso curiosidad pensar que puede tomar mezcal, come comida condimentada (le encanta preparar curry y hace unos tamales exquisitos; de sus tlayudas no tengo queja) y el vino siempre lo quiera dulce. Pero así es ella.

Así que no la juzgo por que le gusten los vinos dulces. La juzgo por decirse naca mientras toma un vino y prefiere otro.

Prometo que en próximas ocasiones que la vea, le llevaré su Asti, a ver si así deja de nombrarse de esa manera.

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