Por alguna razón, se dio la costumbre de oler el corcho y esto se fue haciendo un requerimiento para los que querían conocer de vino. Es normal encontrar en algún restaurante a alguien que huele el corcho y alega que “está bien” el vino, sin siquiera probarlo.
¿Cuál es un aroma que no queremos en nuestro vino? El corcho. Por lo cual si lo olemos y no sabemos distinguir aromas, puede que despreciemos un vino en buen estado.
Cuando un vino está acorchado es una razón para devolverlo o pedir el cambio de botella. Y no, no la tienen que cobrar (o al menos en la mayoría de los lugares es así).
Sí, el corcho va a tener impresiones de vino en el aroma y el color se puede pasar del vino al alcornoque, en especial si lleva mucho tiempo en la botella; puede que una nariz muy entrenada encuentre en el corcho residuos que sabrá no tienen que ir con el vino. Vamos, que si olemos el corcho y huele a moho, sabemos que algo va mal.
Pero en general, olfatearlo no nos va a hablar de la calidad del vino.
Lo que sí nos va a decir el corcho, es si fue un vino cuidado, ¿cómo? Encontraremos que está seco o agrietado. Es un vino que no fue guardado como debe ser.