Para los que estamos en la Ciudad de México ir a un viñedo no es problema; tampoco para Puebla, Toluca, Hidalgo, Querétaro, Tlaxcala (si, hemos confirmado que existe), Guanajuato y más: hablamos de la zona centro porque les comentaremos de ir a viñedos de Querétaro.
¿A qué se va a un viñedo?
Ir a un viñedo es un viaje conocido como “enoturismo”: Turismo de vino o con vino, dependiendo el caso.
La idea de ir a un viñedo de manera responsable es pedir el servicio de transporte: en México los viñedos de Querétaro se encuentran en carretera y no hay cosa más tonta, más absurda que conducir en estado de ebriedad o con sueño: Si conocen a alguien que haga eso, saben que es una persona con poco coeficiente intelectual y poco amor a la vida. Aclarado eso, seguimos.
Los viñedos se encuentran abiertos para que el público pueda ir y dar una vuelta: vinos de la cas servidos con la comida que el lugar ofrece; en algunos casos, los viñedos tienen su propio restaurante, como Bodegas De Cote y La Redonda; en Freixenet, por ejemplo, hay varias opciones de compra dentro del viñedo: Puedes tomar el sol en las bancas sin la necesidad de un mesero preguntando si “algo más”.
Comprar aquí tu botella será un rato (mínimo unos 10 minutos), ve con paciencia y con hielera; en otros lugares pasear a comprar vino no será tan complicado.Si gustan, mejor vamos por partes, hagamos esta charla amena.
Nota: Todos los viñedos tienen vinos en precios aproximados de los 120.00 hasta los 900.00; eso sí, una vez que tomaron la decisión de ir a alguno, revisen en línea los costos para llegar listos con presupuesto: algunas veces es posible que fallen las terminales.
Recomendación 2: Destinen presupuesto de comida previo: Entre unos $350.00 por persona –tomando en cuenta comida, botana y agua-, esto va a ser independiente de los vinos que tomen.
Comentarios 3: Los recorridos tienen costo, no olviden eso. Cada viñedo cambia el costo y lo que ofrecen; suelen dar la copa de degustación al final del paseo.
La Redonda.
Este lugar tiene un espacio amplio: Para comer, pasear, ver el sol y el viñedo, quedarse en la fuente o caminar. Pueden ir al restaurante, encargar algo y sentarse en el pasto a tomar el sol con una o dos botellas de vino; la copa de vino va incluida con el recorrido.
Lo bueno.
La comida es buena y el vino está a la mano.
Lo malo.
La espera para el restaurante puede ser cansada y abrumadora, más que el sol es fuerte. Si llevas una mesa aparte o un paraguas es la mejor decisión que puedes hacer en este sitio.
Si vas en evento, la cantidad de gente y la escases de baño.
Freixenet. Sala Finca Vivé.
Las cavas son frescas y caminar por ellas es un placer nada culposo para los winelovers; la comida es exquisita y la compras independiente al lugar: helado, tapas, paella para acompañar cada uno de los vinos que tienen en este lugar. encuentras los vinos que se producen en la zona (de Sala finca vivé) y de España (Cavas de Freixenet, por ejemplo).
Lo bueno.
Las mesas bajo la sombra, la paella y un espumoso rosado hacen que el viaje valga mil veces la pena.
Lo malo.
No caminas por los viñedos y acercarte a sacar fotos puede no ser cómodo, pues sólo podrás hacerlo en la puerta al viñedo. Las mesas son pocas; sin embargo, en el área infantil y estar bajo la sombra de árboles.
Las filas para comprar vino parecen interminables (y no es que los vendedores sean lentos, son los compradores que buscan recomendaciones al momento de pedir).
Si van en evento, miedo la cantidad de personas que asisten y faltará más baño para la cantidad de asistentes.
Viñedos Azteca.
Paisaje: aquí lo que no se acaba es el asombroso paisaje y la belleza del sitio. Cuenta con restaurante propio, viñedos de fácil acceso (no se trata de ir a jugar con las uvas, pero todos amamos nuestra foto en el viñedo junto a las vides, ¿no?). Aquí hay jardín, comida, vino.
Lo bueno.
¡Caballos! ¡Naturaleza! ¡Vino! ¡Charros! Se llama Viñedos Azteca porque tienen una colección de caballos azteca (a que no se esperaban eso). Es una Hacienda hermosa.
Lo malo.
Es poco conocido y el costo es mayor a los eventos de La Redonda o Freixenet (pues son parecidos a “paquetes” que te incluyen toda la experiencia).
En evento no hay la preocupación anterior de espacio –engentarse- y baños.
Bodegas De Cote.
La arquitectura y el vino se unen en una sinergia: la belleza de una tarde con buena comida se crean así. Paisajes, buen ambiente y gastronomía se unen con sus vinos.
Lo bueno.
Amplio, con gran vista, experiencias increíbles se completan en este sitio. Hay diferente tipo de recorridos, como en bicicleta o el “clásico”, todos con degustación.
Lo malo.
Lo que se ve, no se pregunta y efectivamente es más caro que otros viñedos.