Al hablar de una guajolota, guacamaya o tecolota, cualquier extranjero pensaría que se hace referencia a ciertas aves, sin embargo, en la gastronomía popular mexicana así se les conoce a tres platillos tradicionales.
El protagonista de estos alimentos, que son comercializados y consumidos en la Ciudad de México (guajolota y tecolota) y en León, Guanajuato (guacamaya), es un bolillo relleno de diversos ingredientes típicos en estos lugares.
El desayuno chilango de todos los días
Diariamente, desde las cinco de la mañana, las calles de la Ciudad de México se aromatizan con el humo que genera el carbón utilizado por los vendedores para encender el anafre donde mantienen calientes los tamales.
En colonias populares y en las arterias más importantes de la capital mexicana se colocan estos comerciantes, quienes atienden desde oficinistas, obreros y estudiantes hasta turistas que buscan este alimento para disfrutarlo o calmar su hambre.
De rajas, dulce, mole, verde o oaxaqueños, los tamales recién salidos del bote o fritos, son introducidos en un bolillo y a este desayuno chilango se le conoce como guajolota, la cual va acompañado de un atole champurrado, de arroz, fresa o guayaba.
Pese a que se trata de un alimento alto en calorías, resulta muy práctico consumirlo en cualquier lugar, además que da energía para el ajetreo que implica moverse en esta ciudad a todas horas, pero sobre todo en la mañana.
Debido a la alta demanda de este producto, los vendedores de guajolotas permanecen ya entrado el mediodía.
En el mismo puesto o en un sitio aparte están los chilaquiles, parte del menú matutino que se sirve en recipientes de unicel o bien, como una tecolota, es decir, una torta de chilaquiles.
Al igual que la guajolota, este producto elaborado con tortillas doradas y bañadas con salsa verde o roja, son introducidos en un bolillo, aunque para darle un sabor adicional se le agrega crema, cebolla y queso.
Una picosa tradición de la gastronomía leonesa
En las calles de León, Guanajuato es común encontrar locales o puestos donde se ofrecen las populares guacamayas, un producto gastronómico que los visitantes y habitantes consumen como botana o para saciar el hambre a cualquier hora del día.
El toque particular de este platillo radica en su salsa muy picante, preparada a base de chile de árbol, cebolla y jitomate, que cuando los comensales la prueban les hace emitir un sonido similar a la guacamaya.
“Es parecido a una torta de jamón, queso o aguacate, pero la diferencia que hay entre esas tortas y la guacamaya es que ésta es picosa”, comenta a Notimex Diego Solís Ávalos, vendedor de guacamayas.
Quienes viven en el Barrio de San Juan de Dios visitan al menos dos veces por semana el local “Duros y Guacamayas Don Diego”, cuya mayor afluencia son los lunes, cuando los comensales acuden para curarse la resaca.
A finales de 1970, Diego Solís Ávalos inició este negocio con la ayuda de su esposa y desde entonces ha tenido el gusto de atender a turistas nacionales y de distintas partes del mundo.
“Aquí tengo 26 años y duré 10 años en San Juan de Dios; son 36 años, han venido de muchas partes del mundo, yo ya lo puedo nombrar así, llámese de Estados Unidos, Canadá, de Italia, hasta africanos han venido”, relata.
Mientras entran y salen los compradores de guacamayas a su local, don Diego narra a Notimex que la historia de la Guacamaya se remonta a principios de los años 50.
“La guacamaya empezó a principios de los 50; por aquel entonces había muchos obreros y salían a almorzar en la mañana, entonces había momentos en que salían y compraban el bolillo y llegaban con el señor y ahí mismo les ponía pura salsita”, recuerda.
Sin embargo, añade, llegó el momento en que uno de los obreros pidió que le colocaran en su pan un trozo de chicharrón y salsa, “entonces se enchiló tanto que al señor que lo estaba despachando le dio mucha risa y le dijo: “pareces una guacamaya, haces mucho escándalo”. De ahí surgió el nombre del platillo.
En este negocio también se ofertan a los clientes los llamados duros, que consiste en un trozo de chicharrón acompañado con salsa y cueritos, y que puede ser acompañado con un refresco, cerveza o agua fresca.
Quienes viajan a León, Guanajuato, y no prueban una rica guacamaya, es como si no hubieran visitado esta ciudad que es considerada también como la capital mundial del calzado.
Vía Notimex