La gastronomía mexicana es de las más amplias, de las más espléndidas: comparable en su elaboración con las grandes cocinas del mundo, como Francia e Italia.
Muchos de los ingredientes autóctonos de la zona han pasado a la cocina internacional, como el jitomate, para llegar a platillos tan conocidos como pastas y crear revoluciones culinarias en todos lados.
Lamentamos informarle a los extranjeros que nos leen que no comemos tacos como imaginan: no tenemos tortillas duras que tienen sabor a totopo con chile.
Nuestra gastronomía está asociada a las bebidas tradicionales de la zona: tequila y cerveza se coronan como los reyes en la mesa, independientemente del agua de horchata y Jamaica.
Tenemos tepache, Tuba en la Perla de Occidente; pulque y curados más al centro. Sotol para el norte junto con su amplísima variedad de cervezas. Y vemos entonces lo complicado que puede ser la gastronomía mexicana: tan picante, tan condimentada, tan adornada con una copa de vino.
La variedad de vinos nos complica más al escoger un buen vino con una comida.
En Argentina podemos hablar de Ensaladas, Pastas y Cortes de carne: no hay mucho pierde para su malbec.
En España tenemos de todo: la parte marítima que irá con un Rías Baixas o Verdejo y las carnes de Caza para complejos Toro, Rioja o Ribera del Duero.
Puede que las pastas italianas se combinen con cualquiera de las uvas autóctonas que producen: Sangiovese, nebbiolo, Barbera, Montepulciano tendrán buena cabida con esos platillos cargados que pueden o no, tener carne.
¿Es entonces cuando la duda entra en las personas?
¿Comida mexicana con vinos? Si el picante como lo cuidamos, si el amargor como lo tenemos; si la complejidad que cada uno presenta, ¿cómo la vamos a preservar, limpiar el paladar, disfrutar sin lastimar al vino o la comida?
¡Sí! Por supuesto que se puede.
Volvemos a: TENEMOS UNA ENORME GASTRONOMÍA.
Tenemos cabrito, cerdo, res, pescados, salsas, chiles, jitomate, chile, especias, dulce, salado, agridulce, amargo, ácido. ¿Qué más necesitamos? ¿Un amplio conocimiento en vino, en comida? Puede ser, no negamos que es bueno tener conocimiento previo de los vinos y la comida antes de juntar el huachinango con un vino.
¿El vino blanco va con un pescado? Generalmente por que se siente “ferrozo” el tinto en boca por la combinación de taninos y los minerales del pescado. Pero los mexicanos tenemos chardonnay, chenin blanc, sauvignon blanc ¿Qué los va a limitar?
Piensa en chiles rellenos y en un sauvignon blanc o un White zinfandel (zinfandel rosado).
El paradigma que el vino es elitista por el precio, cuando en el mercado encontramos de todo tipo de vinos a todo costo no debería ser un factor determinante.
Seamos honestos ¿cuánto gastan en alcohol? ¿Por qué no distribuir un poco de ese presupuesto a una botella de vino? Aparte el whiskey, ron o cerveza que llegamos a consumir.
Empecemos realistas: lo mejor es consumir de casa y tener vino mexicano; si no se puede por la razón que sea, la oportunidad de comprar otros vinos no es mala, no es maligna ni antinacionalista como algunos lo ponen (“Si no tomas vino mexicano, estás mal” ¿En serio?). Somos una industria que inicia, que apenas crece: Es el momento de probar.