Junto con Georgia, Moldavia se hizo famosa por haber sido la bodega de vinos de la Unión Soviética. Los vinos de esta pequeña república de Europa del Este se bebían en todo el antiguo estado federal, desde Ucrania hasta Siberia.
Después de la caída del Muro de Berlín, la producción de vino de Moldavia continuó y hoy intenta penetrar en los principales mercados mundiales. Una excelencia que, sin embargo, se topa a menudo con cierta desconfianza, ya que Moldavia es el país más pobre de Europa y que el primer producto de exportación son los trabajadores que buscan una vida mejor fuera de sus fronteras nacionales.
“A diferencia de los países donde el cambio climático está teniendo efectos negativos en la producción de vino, Moldavia no parece verse afectada”, afirma el experto enólogo Giovanni Rossettini.
“Cuando les digo a mis colegas que dentro de cinco años el vino moldavo tocará los más altos niveles de calidad, ellos a menudo se burlan de mí. Pero, confía en mí, acabará como yo digo. Creo ciegamente en el vino moldavo”, dice el enólogo italiano, que desde hace dos años se mudó a Moldavia para trabajar como consultor en varias bodegas.
“Moldavia -continúa – tiene algunos vinos muy interesantes. Algunos tintos con proyección internacional como el Merlot, el Cabernet y el Pinot Noir, mientras que, para los blancos, el Sauvignon y el Chardonnay”.
“También tiene vides autóctonas típicas que producen vinos respetables como el Feteasca Neagra, un rojo, y el Feteasca Alba, un blanco. Son vinos muy elegantes. Los tintos tienen una excelente madurez fenólica, buena acidez y un gran potencial para el envejecimiento. Los blancos destacan por su particular acidez y perfumes fuertes”, afirma.
Asconi es una de las bodegas con las que Giovanni colabora. Fundada en 1994, en pocos años la bodega Asconi se ha convertido en una de las más grandes del país. Sus 500 hectáreas de viñedos y sus instalaciones se encuentran cerca del pueblo de Puhoi, a unos 30 kilómetros al suroeste de la capital Chisinau.
Su producción anual es notable: entre 50 mil y 60 mil quintales de uva para la producción de unos 40 mil hectolitros de vino. De estos, el 60 por ciento son rojos y el 40 por ciento son blancos.
Por esta razón, podemos jugar mucho en precio, ofreciendo la calidad de estos países pero a un precio mucho más bajo”. Mihaela Sirbu, además de formar parte de la familia propietaria de la bodega, es responsable del sector de Turismo y Marketing de Asconi.
“Al principio todos dicen lo mismo: ¿Moldavia? ¿Dónde está?. Pero luego prueban nuestro vino, quedan intrigados y entienden que es un producto de calidad. Exportamos alrededor del 98 por ciento de nuestro vino a todos los continentes”. “Estamos presentes en Canadá, Estados Unidos, Australia, China, Japón e India.
En Europa estamos en Inglaterra, República Checa y Polonia. También estamos tratando de entrar en Alemania y Suiza. También somos la única bodega moldava que exporta a África, es decir, Nigeria, Kenia y Tanzania”, destaca Sirbu. Ahora Asconi está reflexionando sobre la posibilidad de aterrizar en México.
“En los primeros meses de 2019 enviaremos a nuestros representantes a la Ciudad de México para analizar la situación del mercado local, una realidad que nos interesa mucho. Veremos cómo funciona, pero estoy bastante seguro de que México será el primer país latinoamericano en el que entrará Asconi”, enfatiza.
Vía Notimex.