Herbolaria mexicana, vigente desde tiempos ancestrales

Valeriana para el insomnio, ruda para el dolor de estómago y canela para devolver el alma al cuerpo, son las recetas de las abuelas que perduran en la memoria colectiva y desde tiempos ancestrales, en que el conocimiento de las plantas medicinales ha pasado de generación en generación.

El especialista en fitoterapia práctica y otras técnicas de medicina ancestral, Juan Javier García Flores, explicó a Notimex que la herbolaria es una medicina económica, que bien administrada no genera efectos secundarios, aunado a que modifica la bioquímica de las personas.

En opinión del catedrático del Instituto Tzapin de Medicinas Complementarias, Juan Javier García Flores, el uso de este tipo de medicina se ha extendido debido a que las personas no encuentran respuestas en la medicina alópata, aunado a que su efectividad se ha comprobado desde tiempos inmemoriales.


 

En ese sentido, explicó que la diferencia entre la herbolaria y la homeopatía radica en que ésta última se ayuda de la primera para la elaboración de la medicina, sólo que los extractos de las plantas se utilizan en microdosis; es decir, son diluciones de plantas.

Explicó que las tinturas de elementos del reino animal, vegetal y mineral son los principales ingredientes activos de la homeopatía, los cuales, al ser sometidos a diversos procesos de dilución, generan los famosos frascos con glóbulos de azúcar y alcohol, mejor conocidos como “chochos”.

Así, mientras que la homeopatía estimula el organismo de las personas para un óptimo funcionamiento, la herbolaría actúa de manera directa sobre la enfermedad.

De acuerdo con la Base de Datos Etnobotánicos de las Plantas Mexicanas, del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México, existe referencia de alrededor de tres mil 500 plantas vasculares cuyo uso principal es medicinal, en tanto que el Instituto Mexicano del Seguro Social reporta alrededor de cuatro mil 400 especies medicinales.

Explicó que la utilización de este tipo de curación requiere un cambio en los hábitos alimenticios de las personas, como eliminar de su dieta alimentos procesados o congelados que carecen de valor nutrimental.


 

Entre las principales enfermedades por las que recurren las personas a la herbolaria están las relacionadas con el colesterol alto, triglicéridos, fibromialgias, artritis y osteoporosis, entre otras.

A su vez, abundó, la herbolaria, como cualquier tipo de medicina, tiene ramificaciones; es decir, que se subdivide en medicina galénica (que utiliza principios médicos alópatas), así fitoterapia práctica y química, en tanto que la forma de suministrarla también tiene diferentes variantes como tés, infusiones, cápsulas, emplastos, aromaterapia y cataplasmas.

Refirió que la medicina herbolaria es muy popular en todo el país, pues mientras en las grandes urbes se acude a especialistas o terapeutas certificados, “en las zonas rurales las personas siguen visitando a los curanderos”.

El también ingeniero agrónomo por parte de la Universidad de Chapingo enfatizó que en México existe una tradición ancestral en el uso de plantas medicinales, debido principalmente a que este tipo de medicina forma parte de la cultura mexicana.

Indicó que institutos educativos, como la Universidad Autónoma de Chapingo, imparten los estudios referentes a la misma desde hace ya 50 años, mientras que el Instituto Politécnico y la Universidad Nacional Autónoma de México han incluido recientemente a la herbolaria entre sus planes de estudios, debido a su efectividad y fácil acceso.

La herbolaria mexicana es muy completa, capaz de curar diversas enfermedades, por lo que no habría necesidad de importar plantas medicinales de otras partes del mundo.

Sin embargo, aun cuando cada región tiene sus propias plantas medicinales, García Flores reconoció la importancia de las mismas y sus efectos en los pacientes sin importar su lugar de procedencia.

Vía Notimex.

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¿Por qué viene el aroma del vino?

El vino tiene aromas a frutas, ¿se le agregan? ¿En qué momento se ponen las esencias? ¿Cómo es posible que si es sólo hecho con frutas tenga aromas a ahumados?

Pones la copa en tu nariz, entornas los ojos; dejas la copa quieta y olfateas. La retiras, mueves la copa como te enseñaron o como aprendiste; la vuelves a oler y descubres fresas, zarzamoras, sandía; pera, manzana y “algo láctico al final”; a veces un poco de madera y ahumado (como cuando hacen fogatas en casa).

Y surge la duda ¿Cómo es que tiene tantos aromas si se supone que el vino viene sólo del vino?
¿Cómo puede tener aromas a tierra, a otras frutas si solamente se prensan, se fermentan y se guarda el vino –botella o barrica- para consumir?

La respuesta es la siguiente: Las moléculas de las uvas, el proceso de fermentación hacen que el vino tenga aromas que no encontraríamos en las uvas por sí solas.

En química orgánica, se les conoce como “moléculas aromáticas”.

Estas moléculas al combinarse emiten aromas que nos recuerdan otras frutas.
El proceso de fermentación, nos dará los aromas secundarios (que todos los vinos tienen).

Y en los aromas terciarios estarán los de la guarda: el coco, la vainilla, los ahumados, tierra, pasto serán de este ámbito.

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Los propósitos.

¿Qué son los propósitos?

Son los pequeños deseos que planeamos hacer realidad para el 2017, que en el 2016 no los terminamos pensamos que el 2015 se harían y en el 2014 los planeamos porque el 2013 no fue un buen año.

Es por eso que tenemos algunos aquí que no queremos que olviden, claro, son para el vino pero pueden aplicar para toda la vida:

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Los #WineLovers y propósitos de año nuevo.

Si eres un winelover y piensas en ideas para cumplir este 2017, te dejamos algunos ejemplos.


Tomar más vino nacional.

Nada mejor que consumir lo que tiene tu campo y probar lo que tienen para darte: siempre hay buenas opciones –a menos que de plano no hagan nada de vino en donde vives).

Probar más denominaciones de origen.

Intenta vinos nuevos: cada vez traen más vinos de otros lados y denominaciones que no teníamos antes ¿no es momento de abrir horizontes?

No encasillar.

No todo el vino es igual: por mucho que odies el pinot noir, pruébalo para demostrar que estas equivocado –porque lo más seguro es que lo estés-.

Comer con vino.

Al menos una vez a la semana –o más de las que estás acostumbrado- intenta abrir una botella de vino –aunque no te la acabes- y tomar una o dos copas con tu comida.

Invitar a tus amigos.

Una copa, de vez en cuando: sin juzgar porque piden el que no te gusta, sólo disfruta con ellos de una plática con un buen vino.

No fastidiar a los demás.

Sabemos que amas el vino; es justo, es delicioso y siempre acompaña todo. Pero no por eso debes insistir de manera constante a todo el mundo al respecto: evita el momento incómodo a los demás de voltear los ojos.

No criticar el gusto ajeno.

Siempre te pasa: sales a comer o beber con alguien y lo que pide, no te parece. Tu cara describe lo que sientes y te desagrada lo que pide… ¡Es momento de dejar de juzgar! (O permitir ignorar el gusto ajeno).

Evitar el exceso.

No dejarte ir con el “un trago más” cuando sabes que no debes: ser responsable contigo, con tu cuerpo y con la cantidad de bebida que estás ingiriendo –y de paso evitar la terrible cruda-.

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Destilando maridajes.

Si tienes a un amigo que no le gusta el vino (¿Quéeeeeee?) pero planeas hacer algo especial para esa persona, esta opción te va a dar buenas ideas sobre maridajes que puedes hacer con diferentes destilados.
¡Para disfrutar y consentir!

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Zacatecas, deleite al gusto.

Al visitar una fonda o un restaurante en Zacatecas, no olvides probar las tradicionales enchiladas zacatecanas o el asado de boda. ¿Un postre?

Aquí hallarás dulces en cada rincón. En las cocinas zacatecanas, como en el resto del país, el ingrediente principal es el maíz. Con su harina la gente prepara una gran variedad de platillos, bocadillos e incluso postres. Las enchiladas zacatecanas son tortillas enrolladas, rellenas de carne de cerdo deshebrada y sazonada con salsa de chile poblano. Esta delicia se sirve con cebolla, queso fresco y lechuga.

Otro platillo muy tradicional es el asado de bodas que, como su nombre lo indica, se sirve para celebrar las nupcias; se prepara con carne y manteca de cerdo y chiles rojos o negros.


 

En las fondas (versión más informal y económica de los restaurantes) encontrarás birria, un caldo preparado con carne de borrego, chiles, jitomate, cebolla, pimienta, ajo, mejorana y orégano.

Otro caldo muy solicitado es el pozole rojo, el cual se prepara con una variedad especial de maíz (cacahuazintle), chile rojo y carne de cerdo. Las gorditas son tortillas muy gruesas y rellenas de distintos guisados. Se acostumbra comerlas como “antojito”, es decir, para “matar el hambre”.

Para complementar estos manjares, los locales acostumbran beber mezcal de Durango (una bebida de agave similar al tequila) y aguamiel, una bebida que se extrae del maguey –primo del agave– y que se embotella en su primera etapa de fermentación. Si se deja fermentar durante más tiempo este néctar se convierte en pulque. El mezcal puede tener hasta 36 grados de alcohol.

Los zacatecanos nunca desprecian un buen postre; por eso preparan dulces tan exquisitos como las semitas (panes preparados con harina de trigo, canela, azúcar y decorados con pasas, coco o nueces), los condoches (gorditas de maíz con coco rallado) o la nutritiva fruta seca, cocida en horno de barro. No olvides llevarte un par de ates de regreso a casa. Son jaleas elaboradas con frutas como pera o guayaba. Por último, las obleas y natillas son deliciosos postres preparados con dulce de leche.

Vía VisitMéxico

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Es sidra de Asturias símbolo de arraigo e identidad

Con Denominación de Origen Protegida (DOP), la sidra asturiana es un símbolo de identidad, muy arraigado y diferencial con otros territorios y culturas. Uno de los frutos más característicos de Asturias es la manzana, y allí existen más de 500 tipos, lo que constituye la esencia de la sidra.

En Asturias se producen más de 45 millones de litros de sidra, repartidas entre los 80 lagares (lugar donde se machaca la manzana) de la región, ubicados sobre en Gijón, Villaviciosa, Nava y Siero.

De toda esta producción, el 95 por ciento se consume en Asturias, que a su vez es la Comunidad Autónoma elaboradora del 80 por ciento de la sidra hecha en España. El consumo se realiza preferentemente en restaurantes, sidrerías, llagares (sitios donde se produce la sidra) donde se celebran habitualmente las fiestas gastronómicas típicas conocidas como “espichas”.

La “espicha” es una reunión festiva asturiana en la que se bebe sidra. Se juntan varias personas para abrir un tonel con la bebida alcohólica, en la que el jugo de manzana ha evolucionado durante dos o tres meses.

También es muy común, sobre todo en la primavera y el verano, el consumo de la sidra en romerías y verbenas.

Según los últimos datos correspondientes a la campaña de este 2016, se produjo un aumento en contra etiquetas del ocho por ciento de la Sidra de Asturias con respecto a la campaña anterior. Un crecimiento que se traduce en un aumento de las ventas y que es un reflejo del buen momento que vive este producto.

El gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP), Daniel Ruiz, explicó a Notimex que lo que hace esta instancia es verificar y controlar que efectivamente la sidra está hecha con procesos de elaboración tradicionales, históricamente admitidos, y cumple un pliego de condiciones que incluye el origen de la manzana.

Precisó que son 22 tipos de manzana los que son aptos y amparados dentro del pliego de la DOP para poder producir Sidra de Asturias. “Es una bebida muy tradicional, con un arraigo brutal con la cultura de Asturias, y con una tradición muy importante de muchos años atrás”, dijo. Agregó que “es una bebida ácida, muy saludable, es un producto natural y tiene aproximadamente de cinco a seis grados de graduación alcohólica.

Ahora se lleva mucho esta tendencia de lo natural y creo que es algo que podemos aportar como valor añadido desde la Sidra de Asturias”.

La sidra asturiana tiene la singularidad de que es la única que se escancia en el mundo, o sea que se sirve echándola con el brazo erguido, cogiendo la botella con la mano derecha y el vaso con la izquierda, con el pulgar y el índice rodeando el vaso y el corazón al fondo.

Tras adoptar esta posición la sidra cae desde una altura considerable de forma brusca y “espalma”, es decir, rompe en forma de espuma al golpear con el borde del vaso. De esta manera, la adecuada “oxigenación” está asegurada y la sidra lista para beber de un trago o “culin”, tal como se dice en el argot para referirse a una cantidad del líquido que no supere los tres dedos.

Además no se bebe todo el contenido del vaso, sino que se deja un poco para limpiar por donde se ha bebido, ya que en la sidra natural se comparte vaso. Se trata de todo un espectáculo lleno de técnica y tradición.

Desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegido (DOP) se ha detectado una tendencia de consumo a la alza en mercados nacionales e internacionales, como Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Reino Unido, teniendo interés de poder llegar a México.

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Las uvas, tintos y aromas.

Aromas que encontramos en el vino, sobre todo en el tinto: son frutos rojos principalmente.

Aunque cuando el vino tiene un paso por barrica los aromas de este cambian de manera radical, tenemos la opción de encontrar algunos de los más comunes que las cepas tienen.

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