El fin de semana nos fuimos a un viñedo. Mi amiga, que no toma de vino y yo salimos con una certeza: ello no toma vino.
Para ella, aprender de vino no es un reto pues no tiene gran interés en el vino. Tampoco es que sea importante y sólo era parte de la aventura.
Me comentó que a su familia si le gustaba y que quería llevarles algo.
¿Qué quiere llevarles?
Un vino tinto.
Para mi, fue una respuesta muy vaga.
¿Qué tipo de tinto?
Se me quedó viendo y que no entendía a qué me refería.
Y cambiamos el significado.
Es como si el vino no fuera vino, sino algo más.
Ejemplo:
Si un vino fuera un labial.
¿Qué marca, qué color, qué temporada, mate o brillante?
Si un vino fuera un automóvil.
¿Coche o camioneta? ¿Automático o estándar? ¿Deportivo o familiar?
Es así como nos damos cuenta.
Preguntas básicas para definir un gusto por el vino.
Tinto, blanco o rosado
¿Barrica o sin barrica?
Frutal, floral o maderas.
¿Para hacer maridaje o solo?
Esta es una opción para saber que vino nos gusta más.