Siempre se ha tomado el vino en copa. Tal vez antes no eran tan sofisticadas como ahora; había de madera o metal y así se podía disfrutar de una copa de vino.
En la actualidad, podemos ver que este objeto inerte cobra cierta vida al tener un vino dentro de sí: da paso a los colores, olores y sabores que hay en un vino.
De preferencia, para catar, no debe tener tallados ni diseños. Un tallo largo para poder tomarlo sin lastimar la temperatura del vino.
Así, podemos convertir un momento en algo diferente: cada uno va a “despertar” en su copa.
¿Cómo elegir una copa?
Debe ser lisa y transparente, tamaño grande para poder tener la cantidad necesaria de vino: desde el líquido hasta las percepciones organolépticas que de él obtendremos.
Cuidados:
Debemos lavarlas siempre con agua caliente. Así, nada más. No debemos poner detergente, pues puede quedar en las paredes y que nos afecte en la cata visual, así como en el aroma.
No debemos secarlas con trapos, pueden dejar pelusas u olores. Hay que colocarlas boca abajo y permitir que el agua escurra.