En México y muchas partes del nuevo mundo no vemos la realidad de un vino. Lo vemos como algo más solemne: no lo podemos tomar en vaso, va en copa. No podemos hacer cocteles o te llaman “naco” o que desperdicias un vino. ¿Es en serio?
En tierras donde es común tomar “un buen champagne francés” no pasa eso.
Tienen la costumbre de disfrutar un vino y no les importa más.
Si es en vaso, que sea en vaso; si es de la botella, será así.
Dejan que el momento valga la pena para disfrutar un buen vino.
En México, los elitistas del vino nos han dicho que esta mal y es desperdiciado hacer esas cosas. No, no es para hacerlo a diario, tampoco es lo adecuado. Pero ¿por qué la necesidad de juzgar como toman los demás el vino?
Somos un país que se encuentra en pañales en eso llamado “enología”, seamos honestos. Por lo mismo, la recomendación es no limitarnos. ¿Le quieres poner refresco a tu vino? Se llama Calimotxo y tinto de verano y así lo venden. Y no es ninguna aberración.
Es de esas cosas que si no quieres hacerlo, no lo hagas, pero no debemos limitar a quienes lo están intentando. Esta es su manera de poder ir más allá.
Hagamos ese pacto: No nos vamos a frustrar ni vamos a descalificar a quienes se atreven a acercase al vino.