Hablemos de los vinos conocidos de México, donde lo importante no sólo es el nombre, sino la calidad real de un vino. Dejemos a un lado lo que pensamos de los “clásicos” vinos mexicanos y veamos las opciones que el mercado real tiene para nosotros como Plata .925.

Este es un vino de acidez media alta, con unos taninos aún verdes (estamos hablando de la vendimia 2018), lo bueno sería dejar madurar en botella. Y hablando de botellas, cada una de estas viene numeradas. En los vinos como los relojes, eso nos habla de la calidad y cercanía de la producción.

Al final, el vino tiene un ligero amargor que va a ser una perfecta manera de hacer maridajes increíbles.

Los aromas son frutales y herbales, encontramos casi enseguida la pimienta y el casis.

La recomendación es que lo llevemos con unos chiles en nogada, carne al horno y unos quesitos a lado. Es más, nos arriesgamos con un molcajetes de carne con sus tortillitas hechas a mano y su guacamolito.

Si andan muy puristas, cortes de carne con un puré de papa y gravy.

Si vamos a estar extremos, un pastel de chocolate amargo sin crema (nada de crema batida, por favor).

Lo recomendamos para 2 años en botella y revisamos. Comprar varias botellas para este experimento será importante.

Este vino es para quien va más allá de los clásicos vinos mexicanos y quiere probar algo nuevo y dejarse sorprender porque hay más en el horizonte.

Si aún andas iniciando, tenemos otras opciones para ti.