Antes de la vendimia.

Todo tiene un ciclo y hablando del vino, inicia en la Vendimia; sin embargo, antes de llegar a ella, es necesario un proceso para la vid que es el siguiente.
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Gracias a esto, podemos llegar a tener un vino. En la primer parte del proceso vinícola se encuentra el cuidado. Bien nos dicen que si la uva es buena, el vino debe ser mejor: El cuidado es la primer parte.

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Aromas a chocolate del vino.

Hay aromas que nos remiten a la fermentación; otros más nos llevan a la barrica, el caso del chocolate es uno de ellos.


Muchos aromas a chocolate, cacao o tabaco vienen de la barrica y el tostado que este tengan: mientras más tiempo o maduración tenga el vino que estemos consumiendo, será mayor este aromas en el vino.
En algunos casos son más notables, como en el cabernet sauvignon, que dentro de su gama aromática, se encuentra el del cacao –junto con otros-, por lo cual, al meter barrica al vino, es más lo que podemos ver en él.

 
¿Cómo reconocerlo?
El aroma a chocolate no siempre sale a la primera (cuando revisamos el vino a “copa quieta”), es necesario mover la copa, airear el vino, para encontrar estos aromas.

 
También recomendamos oler constantemente cacao, café y chocolate para poder reconocerlos más fácilmente.

 

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A los 10 nos libramos del blanco.

Podemos tomar como regla general: a los 10ºC nos libramos de pensar más en el blanco: en algunos casos, se recomienda más o menos calor; sin embargo, nosotros les sugerimos que dejen la temperatura de un vino blanco lo más cercana a los 10º.

¿Por qué?

Es la temperatura en la que la mayoría coinciden.

Como hemos comentado en otras ocasiones, la temperatura de servicio se cuida para que el vino se encuentre en el mejor equilibrio posible.

También les recomendamos revisas las etiquetas del vino, muchas veces vendrá especificado cuál es el mejor momento para ese vino en específico.

¿Cómo revisarlo? Lo mejor es que sea con un termómetro especial para vino, que va dentro de la botella; en caso de tener uno exterior, revisar que la temperatura suele ser dos grados mayor por fuera que el líquido que contiene.

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Al extranjero, habla de comida mexicana.

Tenemos una gastronomía intensa: cada estado y cada pueblo se muestran en su gastronomía.

Entre mexicanos, podríamos hablar de la comida de cada uno de los estados de la República Mexicana: Guadalajara y viene a la mente las tortas ahogadas, de Oaxaca su mezcal y tlayudas –y más, pero dejemos así-, mole poblano, arroz a la veracruzana, las corundas de Michoacán, los tlacoyos del Estado de México; gringas, alambres, atole, champurrado, tamales, chiles en nogada, esquites, tortillas azules, empanadas de camarón, pescado rebosado y más.

Tenemos una gran cantidad de cultura culinaria: así es, una cultura de comida, de hambre, de alimentos; tiene que ver con nuestro presente, con el pasado: cada parte de la comida mexicana tiene un pasado, una historia.

No sólo al estilo “Como agua para chocolate”, sino de las raíces de cada uno se encuentra un platillo, un recuerdo, un sabor. Y como mexicanos la mayoría tiene que ver con chile o limón.

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En verdad, no hay plato mexicano que no tiene relación de uno o de ambos.

Al hablar de la verdadera gastronomía mexicana romperemos el paradigma de que México son chimichangas y tacos de tortilla dorada –que es la versión gringa de lo que nosotros comemos-; hacer a un lado los prejuicios.

Seamos honestos ¿No sabemos lo suficiente de comida italiana, de comida francesa, incluso de Japón o China?

¿Dónde queda nuestra extensa gastronomía? Podemos hacer un similar: la francesa y la mexicana son las únicas protegidas por la UNESCO: es irrompible, es irremplazable. ¿Cómo no estamos compartiendo por todos lados el poder de nuestra comida?

¿En verdad somos nachos y chile con carne?

-Bueno, sí, tenemos platillos de chile con carne, pero no esa versión de picadillo que es realmente ajena a nuestra cultura-.

Incluso los burritos, como realmente se hacen en el norte del País: los verdaderos burritos mexicanos.

Hablemos de comida mexicana al extranjero. Y ¿porqué no? Al mexicano también.

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Y de paso algo de vino mexicano.

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Enrique Olvera: arte culinario como medio para comunicarse

El chef mexicano Enrique Olvera, fundador del Restaurante Pujol, compartió su experiencia en el mundo de la gastronomía con los asistentes al festival Tag CDMX 2016. Además de mostrar algunos de sus platillos favoritos en este negocio, como el mole verde de brócoli, taco de chocolate, escamoles, elote al carbón, entre otros, explicó que lo que más le gusta de su trabajo es el hecho de poder compartir con los demás.

“Hacer cocina es una manera de comunicación, me gusta poder compartir, crear conexiones, esperemos que las recetas de antaño no se queden en la historia y puedan seguir avanzando”, declaró en el Teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque.

“Creemos que la cocina cuando se hace bien, se crea una comunidad, una red relacionada con lo que nos gusta”, agregó Olvera, quien recordó la ocasión cuando Bono, vocalista de la banda U2, visitó su restaurante. Indicó que una pieza fundamental en este trabajo culinario es la experiencia que se le ofrece al público, por lo que no sólo importa que los productos sean de calidad, sino que tengan buen sabor, acompañadas de un buen servicio.


 

Habló del mestizaje de la cultura culinaria, por lo que explicó que “las tortillas lo mexicanizan todo y por eso nos encanta experimentar con el maíz, de la misma manera le tenemos mucho respeto a la tradición con la que se preparaba. “En la época prehispánica se le tenía mucho respeto a los ingredientes y eso justamente es lo que queremos replicar“, añadió el chef, tras invitar a todos a abrir su panorama.

Al preguntarle cómo enfrenta el fracaso, respondió que cuando siente que las cosas van mal, trata de invertir su tiempo en hacer algo productivo, en lugar de pensar en ello. “Soy muy aventado, no me gusta pensar demasiado, prefiero actuar en esta industria de la cocina, que está cambiando“, dijo.

Vía Notimex.

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Cuando hablamos de vinos dulces.

La idea de un vino dulce suena lejana si nos damos cuenta de que son secos: la gran mayoría de los vinos no tienen gran cantidad de dulce.

¿Por qué el vino no es dulce?

Porque el azúcar se convierte en alcohol por efecto de las levaduras. Este cambio químico hace que el vino sea, realmente seco. Son pocos los vinos con un grado de dulzor mayor, como los siguientes:

  •  Tardos. 

Son vinos de cosecha tardía, tienen un mayor nivel de dulce de manera natural. La fruta se deja sobre madurar en comparación a otros vinos y la uva guarda más azúcar; al momento de hacer el vino será de un mayor nivel de dulce y en algunos casos, de alcohol.

  • De Hielo.

Vinos extremadamente dulces y sólo se hacen en algunas partes del mundo: Canadá y Alemania. Dejan las uvas durante el invierno, y cosechan en bajas temperaturas durante la madrugada. Son pocos los vinos que se encuentran así y deben decir que son así; en Canadá en Ice Wine y en Alemania es Eiswein.

  •  Generosos

Los vinos generosos son de un grado alcohólico alto o hechos con uvas pasificadas, como el Pedro Ximenez: En esta clasificación entras los de Jerez (Sherry) y Oportos, son vinos de un alto grado alcohólico y en su gran mayoría, dulzor marcado. Es bueno probarlos y sirven bien para acompañar postres o incluso, ser el postre.

-Toda esta información debe venir en la etiqueta y estar marcado como tal: Jerez, Oporto (son Denominaciones de Origen); en algunos casos viene incluso su estilo (Palo cortado, oloroso, amotillado, fino, entre otros).

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