Un cine lleno de vino.

Las películas que día a día encontramos en cartelera (ya sea Netflix, en casa, comprando la película o tal vez en alguna proyección privada) que incluyen vino son bastantes; a veces, por desgracia, no son tan conocidas.


¿Cuáles de estás ya has visto?

Entre copas.
Es la película más clásica de vino de los últimos tiempos: hablar de un viaje de redescubrimiento y vino.

Un buen año.
El protagonista se queda por accidente con un viñedo, que en un principio decide vender hasta que se da cuenta del buen año que implica conservarlo.

Un paseo entre las nubes
Otro clásico que habla del vino de California a finales de 1800 en conjunto a una historia de amor.

Las uvas de la ira.
Película de los 40, sobre la crisis que permaneció en algunos tras la caída de la bolsa del 29 y la búsqueda de oportunidades, que se dieron en California por la época de la vendimia.

Bottle Shock.
Una comedia dramática con Alan Rickman como protagonista. Habla del concurso de vino entre Francia y California.

El viñedo.
De Uruguay y con suspenso, sobre un asesinato dentro de un viñedo y la investigación que se hace en el lugar.

Sangre y vino.
Dos nombre para esta película: Jack Nicholson y Michael Caine. Ya decidirán si la ven o no.

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¿Necesitamos razones para beber vino?

Cada día, ante cualquier excusa, sacar de manera consiente un vino no tiene que ver con un posible problema de alcoholismo si sabemos controlarnos.
¿Necesitamos más razones para beber vino qué relajarnos, pasar una buena tarde, estar con amigos?
Pues bien, si duermes con alcohol, es un problema de salud que es necesario atender.
Pero si no, si es la copa casual, si es estar con los amigos, solo, tomar una copa, disfrutarla, comer algo, ver una película, intentar maridajes, tal vez esta opción es para ti.

 
No necesitas razones para una buena copa de vino, sólo la disposición para completar: pizza, hamburguesas, comida rápida y chatarra, palomitas (naturales, mantequilla, gourmet, lo que sea); pedir la comida más exquisita, orgánica –y sin popote- que quieras. Intentar con cualquier menú y aún así, una copa de vino.
Organizar una salida al aire libre y aún así seguir con una copa de vino que te acompañe con los amigos, con la plática, con lo que quieras: y como siempre, mejor si es nacional.

 
Para cocinar o que te acompañe cuando cocinas; cuando comes, al salir, al regresar. Para tomar valor antes de un beso, olvidar un amor, recordar buenos tiempos.
Por música, por baile, por inspiración, por lo que sea. ¿Es acaso que necesitas una excusa para una copa?

 

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Las 7 importantes visuales.

Tener el vino en la copa y tomarlo es la cosa más sencilla: lo sirves, lo bebes y disfrutas.

Pero los seres humanos que somos complicados y nos complicamos las vida, revisamos la manera de hacerlo con el vino y por eso tenemos los 7 aspectos necesarios al momento de ver el vino y lograr una buena cata visual.

Que sea limpio y transparente.
Si al momento de servir el vino tiene sedimentos, hay que decantar –sobre todo si es servicio-. Si es para consumo en casa, los sedimentos no tienen nada de malo y los puedes tomar sin problema.
La parte “transparente” es en vinos blancos, que puedas ver a través de él sin problema.

La vivacidad y el brillo.
Mientras más brillante, el vino es más joven. Si está apagado y no tiene esa luminosidad, el vino debe encontrarse más evolucionado. La falta de brillo puede implicar falta de acidez y por tanto, el sabor será plano.

El tono o matiz.
Los matices son los colores que podemos ver al poner la copa de manera horizontal. Esto nos da indicación del nivel de evolución del vino: mientras más morado o más verde, más joven. Más naranja es mayor la evolución.

El alcohol.
Agitando un poco la copa, podemos ver la formación de piernas o lágrimas en la copa, lo que nos indica la cantidad de alcohol y glicerina que tiene un vino, aunque esto debe aclarar, no es la calidad de vino.

Sedimentos.
¿Tiene o no tiene? Aunque realmente no hacen un cambio en el vino, por estética no se ve bien.
Hay sedimentos que son “critales” epqueños y esto es un error al momento de enfriar el vino durante su proceso.

Burbujas.
No todos los vinos deben tener burbujas, en algunos casos es defecto del vino, pues si son vinos “tranquilos”, deben tener un error en su proceso. Si son frizzantes, de aguja o espumosos, podemos ver como es y la manera en que sube (entre más pequeña y más delgada la línea por la cual suben, es mejor el proceso realizado).

Color.
¿Qué tan fuerte o claro es el color? Es una capa alta, baja o media: nos advierte esto, de la variedad de uva (no tiñe igual un merlot a un gamay), así como la madurez del vino.

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El costo de tomar vino día a día.

Sin ser una comida especial ¿cuál es el problema de tomar todos los días una copa de vino?

Cuando tu amiga se va a Italia y te llama comentando que toma todas las noches vino y no entiendes como, a ti que te gusta tanto, no tomas esa cantidad de vino.
Es una copa en l anoche para la cena, más las pláticas casuales que tienes con la gente que quieres.

¿Será tan complicado?

Algunos se van al precio del vino en México, que si es muy caro y por es no lo consumimos.
Hagamos un resumen de lo que podemos encontrar en el mercado.
Ejemplos:
El costo de un vino mexicano barato es de 59.00 por botella. Ojo aquí, no decimos que el vino sea bueno, decimos que es barato.

¿Pero los han probado para saber si para el día a día sirven bien?

Digamos que, ante la comida de todos los días pedimos consomé, arroz y algún guiso (sea en casa, fonda, o donde se nos antoje la idea y tomemos de partida ese punto), ante ello, por muy rico que sea, no indica un gran presupuesto y tampoco un esfuerzo excesivo, ¿o no?

Pues bien, lo mismo el vino que lo puede acompañar: no debe ser caro o excesivo para una comida diaria. Y en el trabajo, tememos que nos tachen de borrachos o peor aún de mamones snobs.

Aunque en algunos lados ya es normal ver a quienes suelen comprar una lata de cerveza para acompañar la comida ¿por qué no hacerlo con un poco de vino?

Las opciones no se limitan a la cartera, si tomamos en cuenta que una botella alcanza sin problemas para 6 o 7 personas, una copa que tendría el costo de 15 pesos a 50, dependiendo el costo de la botella y la calidad del vino que se tenga la intención invertir: hablamos, de tomar en casa, con amigos, en la oficina, para acompañar la comida, no cuenta como opción un restaurante a menos que tengamos el presupuesto para eso.

Vinos españoles, franceses, italianos o alemanes que van desde los 150 pesos –o hasta menos en algunos casos- están a nuestro alcance para cada uno de los momentos que esto implica.

¿Cuestionamos realmente que sea el precio y no la visión que podemos generar de nosotros ante los demás?

Las críticas sociales que implica tomar vino en una sociedad chelera, parecen ser contraproducentes ante el consumidor de vino constante.

“Ya te sientes sommelier”. “Ya eres crítico, ¿no?”. “¿No te da pena que te vean con nosotros los mortales?”. “¡Si yo me acuerdo que tomabas pura cerveza!”, entre otros comentarios sobrantes ante pedir una copa de vino con los amigos.

Dejemos de poner el dedo en “el vino es caro”… ¿De todo lo que toman, qué precio tiene? Una copa de vino tiene en promedio el mismo costo que una cerveza y más para los que sólo toman artesanales.

¿Cuál es, como mexicanos la razón para no tomar vino más seguido?
¿Qué no nos gusta el sabor, qué no conocemos, qué la variedad es muy extensa?

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¿Qué es el vino a granel?

Hablar de vino a granel es tan riesgoso como el mencionar el vino de cartón: Que es malo, que es barato, de mala calidad y no es una buena opción.
La realidad es que el vino puede ser bueno, lo que no tiene, es una bdoega o una denominación que lo cuide o esté tras de él.
Si tienes un evento grande y quieres personalizar las botellas de regalo te conviene más comprar de esta manera: un barril, tonel o la cantidad que necesites.

 
¿Es malo?
No tiene porque ser de mala calidad, aunque no podemos pedir de este el nivel de alguno embotellado en gran nivel.
¿Compararlo?
No, si las personas son únicas e inigualables, los vinos también. Cada uno es diferente y no debemos juzgar a nadie por el prosecco o vino dulce que prefieran.

 
¿Vale la pena?
Depende de la marca y la manera de hacerlo; existen incluso concursos de vinos a granel para encontrar los mejores. Vinos de Sudáfrica, Chile, Francia, Argentina, Israel, Georgia o Australia ha encontrado buena aceptación en uno de los más conocidos: el concurso de Vinos a Granel (World Bulk Wine Exhibition).

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En copa o vaso.

Tomar vino… ¿por qué es necesario hacerlo en copa?
La razón es que el vino, tras todo el proceso que lleva, se “duerme” dentro de la botella y una de las maneras de despertarlo, como lo decimos de manera común, es ponerlo en la copa y que el aire nos permita darle esa oxigenación.


¿Se podría hacer en vaso?

La verdad es que si, pero no lo disfrutaríamos igual.
Les explicamos.
La copa permite apreciar todo el arte que es el vino: los colores, los aromas e incluso el sabor cambia.

Si lo servimos en vino, los aromas se van a volatilizar de manera que no los vamos a apreciar, al contrario de la copa.

En el vaso, no podremos ver bien el color ni el “ribete”, la cerveza no tendrá el mismo sabor, pues seguirá “dormida” la bebida.

¿Es mejor en copa?
Al 100%; pero si no tienen, no limiten el consumo de vino aunque sea en copa.
Y hagan el experimento, el mismo vino probarlo de las dos maneras.

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Que es el vino varietal.

Leer que es un vino “monovarietal” o de “varietal” es sencillo: son vinos hechos con una sola uva.
-A una sola uva nos referimos a que es el mismo tipo: Todo es cabernet, todo es syrah, etc. No tiene combinación (coupage).

Estos vinos son para conocer la uva tal cual y sus cualidades, sin importar la manera o proceso por el cual pasó.

Aunque en algunas zonas, se pide tener un porcentaje mínimo para ser llamado “monovarietal” (un mínimo de 85%), en otros deben ser elaborados 100% con la misma uva.

¿Son mejores?
Depende principalmente de la producción, más que el vino en sí.
Y también depende de gustos.

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Las muchas razones para tomar vino.

Tan en serio como broma, una vez que tomas vino se convierte en tu bebida favorita para acompañar. ¿Serán estas las opciones suficientes para beber una copa o hay más?

Sabe bien.

Nos gusta mucho.

La recomendación.

Nos dijeron que nos veíamos mejor tomando vino.

No da cruda.

Me gusta quedar bien con la familia de mi novio.

Conquistar a alguien que toma vino.

No puedo evitar coleccionar los corchos.

Me gusta como se ve cuando agarro la copa.

Quiero que mi novia se sienta orgullosa de mi.

Es mejor que la cerveza.

Se me hace muy sano.

No creo que haya otra bebida mejor.

Es preferible que el tequila.

Para acompañar mi comida.

Quiero ser sano por siempre.

Me gusta como huele.

El sabor es rico.

Queda bien con mi traje.

Me gusta cuando lo saboreo.

Me sorprende los aromas que en él hay.

Lo tomo para combinarlo con una sangría.

Es preferible para combinar con la comida.

Es para no subir de peso.

A mis amigas les gusta.

Mi novio lo prefiere.

Te ves bien con la copa.

Sale más barato.

Así me preguntan cual tomo.

Llamar la atención.

Sólo por ser vino.

Porque quiero sablear un champagne.

Nota: Les recordamos la frase de la poeta cubana Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso, (también conocida como Celia Cruz): La vida es un carnaval; lo aquí expresado no es más que un chascarrillo. Sabemos que hay más razones para tomar vino y algunas de estas no son reales.

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¿Por qué hay tantas listas de “mejores vinos”?

Si hacen una búsqueda rápida en google, poner “los mejores vinos” tendrá Cerca de 3,980,000 resultados (en 0.64 segundos), junto con propuestas de compras al respecto: los precios varían pero la idea es la misma: la variedad de vinos buenos que podemos tener.
¿Cómo se califican los vinos?
Normalmente, para cualquier concurso de vino es necesario hacer el registro: mandar un par de botellas y esperar la deliberación de los jurados.
En otros casos, catadores independientes (Como Robert Parker) deciden incluso que vinos meterán a su lista de acuerdo al criterio que tienen en su experiencia.

Cada una de estas metrías es diferente.

En primera porque los concursos –en algunos casos- son catas a ciegas donde revisan diferentes vinos que se han inscrito: de todo el mundo o sólo por zona, que son catados constantemente y calificados para decidir si el vino entra o no en dicha categoría.
Por otro lado, son los vinos que el catador decide o le llegan y de acuerdo a experiencia y paladar, califica.

 
De una experiencia comunitaria vamos al gusto personal (por muy cuidado, fino, acentuado que esté, sigue siendo la apreciación personal).
Ante todo esto, cada lista es diferente: ¿Se dan cuenta que algunas tienen puestos increíbles para vinos que en otros lados no aparecen?
La apreciación de los jueces cambia, los especialistas son diferentes y los gustos evolucionan. Puede, también, que este año estén de moda los vinos con más aromas y el siguiente más secos o más dulces, tal vez con especias o que no tengan notas malolácticas. Y así se van moviendo las listas.
Por eso son raros los vinos que repiten o que estas clasificaciones son tan diferentes entre sí.
¿Vale la pena seguir entonces los conteos?

 
Depende de la apreciación personal; algunos son de gusto variado y estas listas dan parámetros sobre el mercado y un gusto general.
También tomar en cuenta que los vinos tienen mucho que ver con el tiempo: no va a ser igual el vino del 2011 al del 2015: aunque sea la misma bodega, cepa, enólogo y proceso.
¿Qué se revisa en estos concursos?
Son catas que revisan el vino: a la vista, al olfato y en boca: cada uno de estos parámetros es revisado y confiado para lograr una calificación.

 

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Los vinos blancos para bebedores de tintos.

La falacia más grande: que el mejor vino blanco es un tinto y otras mentiras que tenemos alrededor del blanco ¿a qué viene ese miedo a tomar una copa de blanco?

De alguna forma, tomamos el vino blanco como una mala excusa para el vino y lo hacemos a un lado –y no se diga un vino rosado y con el despectivo de “es para mujeres (¿?) como si eso fuera malo-.

Y siendo honestos, ni tan buenos bebedores de vino tinto somos (generalizo, no me refiero a ninguna persona en particular): tomamos vinos tintos que son jóvenes y en la mayoría de las veces dulces e incluso malos (volvemos a “el mejor vino es el que me gusta, aunque sea malo”).

Vayamos a lo práctico: Me gusta el vino tinto y me adentro en vino blanco ¿Cómo?

Chardonnay.
Busca vinos de chardonnay que tengan añejamiento en barrica, con fermentación maloláctica: Notas tostadas que incluyen a la vainilla, opciones de California, Burdeos y Chile donde encuentras más aromas a limón, manzana y piña.

Uvas tintas.
Merlot, cabernet sauvignon y más han sido usadas para hacer vino blanco en los últimos tiempos. Recuerden que el color viene de las pieles, por lo cual, aunque es más complicado encontrar estos vinos, es posible hacerlo aún así.

Sauvignon blanc y semillón.
Una combinación que poco a poco a se ha hecho más conocida gracias a la zona de Burdeos. Si quieres aromas más herbales, prueba esta combinación.
¿De dónde? Pessac Leognan tiene su Chateau Haut-Brion Blanc.

Marsanne – Roussane.
Del Valle de Ródano, estas cepas que han logrado ser una buena combinación hecha en la costa de California o en Washington: vinos con aromas a limón, manzana cocida, mandarina con un gran cuerpo y una agradable consistencia tras su envejecimiento en barrica.

Riojanos blancos.
Los vinos de Rioja son de lo más famosos y conocidos en México y sus blancos no son nada despreciables.
Con crianza en barrica hasta 10 años nos permiten en nuestra vida.
Vinos hechos con viura, garnacha blanca y malvasía logran aromas y colores más evolucionados que a los amantes de los tintos les pueden agradar: cera de abeja y manzanilla estarán presente con un exuberante sabor.

Y entonces, ¿se animan a probar vinos blancos?

Con información de Wine Folly.

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