“Recomiéndame un vino”.

De las dudas más grandes que enfrentamos es el momento de la recomendación.

¿Y si no le gusta? ¿Y si es muy diferente a lo qué acostumbras? Todos los puntos en contra ante una recomendación.

Es mucho más fácil llegar con una persona que su conocimiento de vino es mínimo. Así, la recomendación puede ir variando.

Sin embargo, las peores personas para recomendar son los que saben, pero realmente no saben.

¿Cómo son estas personas?

Son quienes no saben de vino más allá de la mínima experiencia (lo cual no está mal) y con base en ello, piden recomendación de “un vino dulce como el que probaron el otro día en una cata, era rosado y sabía como dulcesito”.

¿Eh?


 

“Sí, era un vino rosado de España, ¿cómo no sabes cuál? ¿Sí sabes de vino? Dicen que es uno medio famoso de allá y me acuerdo que nos dijeron que tenía aromas a frutas y flores”.

Ese tipo de personas que han ido a dos catas y saben un poco más, pero no lo suficiente para entender bien de vino.

¿Cómo explicar que el término correcto no es “afrutado” y es “frutal”?

Que los vinos generalmente son secos y la idea de dulce puede ser el alcohol o la misma frutalidad que contiene un vino.

Entre esta característica y que los gustos personales van variando, es difícil hacer una recomendación de vino “para la cena con la novia por el aniversario”.

¿Qué información es buena dar para pedir recomendaciones?

-Evento.

-Presupuesto.

-Maridaje.

-Gustos personales.

-Qué se busca con el vino.

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La alegoría de un vino.

Lo básico se va a dos definiciones: el vino como producto del jugo de mosto de uva fermentado y alegoría como un relato o imagen que representan algo diferente.

Es entonces cuando el vino se convierte en una alegoría: lo que tomamos, no es tal cual la bebida, es el significado de ello.

Siempre nos dicen que no hay botellas vacías, que se encuentran llenas de recuerdos.

Es a eso a lo que nos referimos.

No es vino lo que tomamos, es el esfuerzo del campo, de la naturaleza poder tener uvas para crear el vino.


 

Bebemos el esfuerzo de manos que podan, transportan, limpian y manejan la materia prima.

Disfrutamos siglos de perfeccionamiento en una botella: cada gota es una idea que se fue mejorando hasta llegar a la actualidad.

Compartimos momentos, un espacio que cedemos a una o varias personas y que si es para ti, en tu soledad, te das ese instante.

El vino es una alegoría porque significa todo lo que tenemos alrededor para disfrutar de él.


 

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Siempre que te digan que es malo, prueba.

Ante la duda, una certidumbre: voy a probarlo.

Pasa seguido que nos dicen “ay, ese vino es malo”, “no me gustó” o “ni está tan bueno”; lo sé porque lo aplico con una amiga que no suele tomar vino.

Salimos, pedimos una copa y le digo “este no te va a gustar” o “este sí”.

En ocasiones, he fallado: lo que creo que no va a ir de acuerdo al gusto, resulta lo contrario. Digamos que la llevo conociendo más de 10 años y aún fallo en lo que prefiere o gusta más o incluso en el humor (hemos probado el mismo vino en diferentes ocasiones, las dos le ha sabido diferente).

Es por ello que siempre llegamos a un conclusión: probar.

La misma recomendación que siempre les hacemos va de nuevo: a probar todos los vinos que se pongan frente a ustedes.

Nunca sabrán si es real o aplicable a ustedes lo que dicen de un vino si no lo prueban.

Ella siempre ignora –sabiamente- mis palabras: le digo que no le va a gustar y neciamente lo prueba: a veces le atino, a veces no.

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4 momentos en los cuales tomar vino.

La lista que siempre es necesario. Sí, nos referimos a ese momento incómodo donde lo mejor es dar un vistazo a esa copa de vino y poder tomar un poco para liberar la tensión… propia o ajena.

1. Pedidas de mano.
Seas el novio, el padre, la suegra, la novia o quien sea, lo mejor es tomar una copa. Digamos que son muchas emociones y estas ayudan. Ya sea que la familia te quiera mucho…

O no seas el favorito.

Una copa nunca está de más: para brindar, para aliviar la tensión, para sonreír o que las palabras fluyan mejor en todos. Obviamente, con el cuidado de no dar más que el brindis o el aperitivo…

2. Discusiones.

No las vuelvas incómodas, pero coloca una copa de vino de manera discreta frente a los objetos enojados y retírate poco a poco. Esto no aplica si es contigo con quien se está peleando, sólo si eres ajeno. Esto recomiéndalo a tus amigos, para ayudas futuras.

Así, sin darse cuenta, una copa aligerará la discusión.

Y que no sea tinto, sólo por si acaso:

3. Brindis.

Todo brindis va con vino, y dependiendo lo formal o increíble del evento, espumoso: una boda, una buena noticia, una graduación (de licenciatura para adelante, por favor); una festividad como el año nuevo entra en esta opción.

4. Tu tesis.

Si ya te la aprobaron, si ya pasaste el examen: vino.

También seguir el consejo de Maitena: siempre.

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¿No sienten qué traicionan a su vino?

El otro día fuimos a comprar vino.

Tenemos la costumbre, una amiga en cuestión y yo, de comprar siempre el mismo vino: es un tempranillo de Ribera del Duero y poco a poco, más por accidente, se convirtió en nuestro favorito.

El sentimentalismo de las mujeres, le dicen. Tal vez los hombres también lo tienen, pero nunca lo hemos preguntado.

El tema es que compramos ese vino porque es el que tomaba de mi papá… Digo tomaba porque si lee esto, no quiero que diga “sabía que te llevabas mi vino”, cuando vivía en territorio paterno.

El punto es: era el vino que buscábamos en un ritual; ella pasaba por mi los jueves a mi trabajo e íbamos a comprar una botella de vino, de Ribera del Duero, Tempranillo 100%, joven, sin barrica… tal vez un poco rudo, pero así nos gustó.

Llegábamos a casa de ella, preparábamos algo de comer: desde una tabla de quesos que sacábamos, casi el panela que le quedaba, a veces el jamón que estaba y agregábamos un poco de miel y especias; tal vez nueces o galletas… o con más tiempo, menos cansancio, un trozo de carne a la parrilla.

Y sin embargo, ese día no estaba nuestro vino.

Creo que desde que nos vio el dependiente lo pensó. Nos iba siguiendo a punto de hablar pero sin decirlo hasta que preguntamos ¿Dónde está nuestro vino, nuestro adorado?

Disculpe usted, señorita, no está.

Patatús instantáneo.

¿Qué, cómo, cuándo? ¿Regresará?

No sabemos.

El drama continúa.

Buscar otra opción; la encontramos, no fue mala, también de la denominación, algo parecido, que incluso nos recomendaron.

Y sin embargo, volvemos a ese romanticismo de mujeres o amigas… ¿no les para qué sienten qué traicionan a su vino?

Y la otra duda… hombres ¿les pasa?

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El suero de la verdad.

¿Es cierto qué las personas hablan más con alcohol?

La verdad, es que las personas se suelen sentir más relajadas al consumir alcohol, es uno de los efectos que este contiene.

De hecho en exceso es cuando vemos que las personas pierden juicio y control (aunque hay personas que ya son así).


 

Mientras más alcohol se ingiere, disminuye la capacidad de expresión, orientación y la claridad de pensamiento, que dificulta una buena comunicación.

Hay quien dice que los niños y los borrachos dicen la verdad: esto va cambiando de persona a persona.

En algunos casos, las personas no van a decir más verdades o más mentiras. Eso es cuestión de cada una de las personas.

¿O en verdad querías decirle a ese compañero de trabajo qué lo amas y en verdad es tu mejor amigo, cuándo sólo hablan una vez al mes si se encuentran en las escaleras?

Más que la verdad, es el riesgo de hacer comentarios inconvenientes.


Tal vez una copa te ayude a dar valor; más sólo será un problema.

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El estrés, una copa y como funciona.

Hay veces que llegar al fin de semana es un completo arte: después de llamadas interminables, los problemas en la oficina, la universidad; la maestría es más complicada de lo que esperabas.

Tu perro ya se enfermó y es lunes.
El martes la junta con el cliente se cambió a las 8:00 PM. Y normalmente sales a las 6:00. Y sabes que aparte de la junta vas a escuchar hablar de los hijos, los gatos, los amigos de ese cliente.
El miércoles no sirvió el refrigerador / microondas / lavadora /plancha /estufa. Tu celular se trabó; el gato tosió sobre el control remoto de la televisión. El jueves perdiste las llaves y el viernes olvidaste el monedero en la oficina.

Por fin, llegas a casa con la idea de que los pendientes pueden esperar un poco. Sólo queda una pregunta.

Quieres. Gustas. Necesitas.

Es momento de una copa de vino para al fin relajarte de todos los problemas que significan.

Si bien en soledad, si es necesario en compañía. Tal vez esa compañía es un teléfono, una película, un amigo, un familiar. Es lo de menos en ese momento de la semana, del día: la hora correcta en la cual los astros se alinearon a descansar lejos de esos problemas.

Por fin es huir de los problemas constantes que la vida va creando: pero sabemos que siempre son necesarios. Sin retos, no tendríamos más que una simpleza de vida. Amas esa adrenalina laboral.

Pero hay veces que es mucho: mucho estrés, mucho enojo, mucha pelea, mucho malo y poco vino.

Queda en casa, piérdete un poco, encuéntrate más. Busca la solución. A veces es necesario una copa de vino. A veces; sin embargo, es necesaria una botella. Respiración boca a boca, le dicen.

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Que el vino mexicano sea considerado “alimento”.

¿A qué se refiere?

A que por medio de firmas de la página Change.org se pueda cambiar el vino de mesa mexicano y legalmente sea considerado un alimento para reducir (IEPS e IVA).

Esta idea, es apartidista, comentan; que apoyan el desarrollo de la industria vitivinícola y la promoción de la cultura gastronómica nacional.

Les recordamos que hace un año Enrique Peña Nieto, Presidente de México lanzó la Política De Fomento A La Gastronomía Nacional, donde de momento, sólo se ha hablado de ayuda a la Secretaría de Turismo, dado que el vino no aparece en la política, que se implementará desde el 2014 hasta el 2018.

¿Será una buena idea tratar desde la ciudadanía de mover ámbitos vinícolas si no se encuentran otras maneras?

Aquí la página para juntar firmas.

También quienes lanzan esta campaña sería bueno explicaran cada una de las partes que buscan lograr con esta iniciativa (vinos, tipos de vino, grado de alcohol, cepas, regiones o limitaciones).

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Errores de cine y TV. P.II

Ya vimos los errores en el caso de la champagne o espumosos. Ahora vamos directo con los vinos tintos y blancos. Los errores son muy parecidos. Ya sabemos que mucho de ello es ficción y normalmente las bebidas que consumen los actores no son vino realmente; sin embargo, para muchas personas son punto de ejemplo (nos ha pasado que las personas comentan que “así lo vieron en la Tele”).

Ok.
Estos son errores comunes del vino tinto y blanco que podemos encontrar.

Empezamos con agarrar la copa.

Ya van muchas veces que lo decimos y las personas siguen alegando que “la copa se agarra de donde se prefiere”. Y no; mejor déjenla en la mesa. Si les gusta estar agarrando una copa, mejor que sea un Whiskey o Cognac; a ese no le hace daño la temperatura de la manera en que a un vino: este va a perder propiedades.

Otra cosa, a veces las copas son tan delgadas (mientras más finas), que es mas fácil que el pulso, con un poco de alcohol, cambie y lo rompamos en la mano. Nada lindo, en serio.

Entonces dejen de poner de esa excusa, de favor: recuerden que pueden ser copas de utilería y lo más seguro es que no sea vino realmente.

Tomar de la botella.

Escenas de amor, desamor o problemas y hay una botella de vino que es consumida desde su envase. No hagan eso. Sólo van a lograr desperdiciar un vino y sentir el alcohol.
Si su idea es emborracharse, puede que de esta manera lo logren: pero no van a beber realmente el vino, sólo consumir el alcohol.

Servir al aire.
En caso de que estemos en un reaturante, no es necesario levantar la copa de la mesa para el servicio del vino; es peligroso, puede haber un accidente, desde ensuciarnos hasta romper la botella o la copa.
Es una cuestión a evitar: no hay prisa, el vino se toma con calma.

En caso de que estén de pie o algo por el estilo, puede ser más viable: reuniones, fiestas en casa; sin embargo, lo mejor es ponerlas en firme para hacer el servicio.

Animales y bebidas.
No sólo vino, sino otras bebidas alcohólicas. Dejen de hacerlo y pensar que es gracioso. Es cruel, el alcohol no va con las mascotas. Nunca.

La facilidad de romper una botella.
Romper una botella no es fácil (se los dice alguien que ha tirado algunas en su paso por la vida); vacías o llenas no es tan sencillo que se rompan; pero igual, no lo hagan.

“No emborracha”.
Los personajes toman de una a dos botellas y al día siguiente van a trabajar. Así no es la vida. Lamentamos decirles que aunque tiene grados de alcohol –relativamente- bajos, si emborracha y sí da resaca (y no sólo la moral).

Da Estatus:
Ni los hace más o menos o mejores o peores tomar una copa de vino. Sólo los hace alguien que toma vino. No lo olviden.

Último.
Sí, el vino es una bebida considerada como afrodisiaca; pero la expectativa a veces no es lo que ocurre en realidad.
Expectativa:

Realidad:

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