Piensa bien en la cantidad de dinero que tienes para invertir en tu vino; ahora analiza qué te conviene ¿una o dos botellas? ¿Qué prefieres? ¿Cómo lo vas a comprar?
Ahora sí a revisar ese presupuesto.
De lo más común es irnos sobre una botella bajo un precio tasado: si tenemos 500 pesos, iremos por una botella de ese precio; lo mismo pasa si tenemos una mayor o menor cantidad: compramos con base en el costo.
La posibilidad de una revisión de presupuesto nos permite analizar algo muy sencillo ¿Qué es mejor que una botella? ¡Pues dos botella y compartir el momento!
El detalle con el vino es pensar que el costo es más importante que lo que vamos a tomar.
Lo cual es un completo error.
Si tú tienes un presupuesto que se puede alargar y verificar con botellas de buen precio que tengan una calidad suficiente a lo que quieres o necesitas, la mejor opción es tener listos esos vinos en tu almacén.
¿Seguimos con el pensamiento que es mejor una botella de mayor precio?
Una vez revisado la cantidad que tenemos, podemos verificar en tienda las opciones que con ese dinero tenemos.
Así si un día tenemos una menor cantidad de dinero, ya tendremos material disponible en casa.