San Miguel de Allende, ciudad patrimonio de la humanidad y tesoro colonial del estado de Guanajuato será tu punto de partida y dar inicio al Circuito del Vino en donde acompañado de sus productores descubrirás como el vino guanajuatense es para ellos la representación más sensible y exquisita de su territorio y su gente, un territorio vasto en patrimonios culturales y naturales; un pueblo valiente y franco que, sintiendo un gran orgullo hacia su tierra, se imaginó libre e independiente.
¿Qué visitar en el circuito del vino?
Descubre y aprecia los atractivos gastronómicos y culturales del estado con una copa de vino. Inicia tu recorrido visitando la bodega Vega Manchón también conocida como Cuna de Tierra, la etiqueta del vino más emblemático, se ubica en el kilómetro 11 de la carretera Dolores Hidalgo – San Luis de la Paz y es la primera parada del circuito. Disfruta de un tiempo caminando entre los viñedos mientras conoces los diferentes tipos de uvas que ahí se producen. Después de una visita a la cava realiza una degustación y maridaje con productos gourmet locales y artesanales. No debes irte sin probar la langosta de agua dulce, especialidad de la casa. Toma tu copa de vino y sube al edificio principal desde donde observarás el sol caer en plenitud sobre los viñedos.
Tu siguiente parada debe ser el Rancho Santa Gloria, un oasis de creatividad y arquitectura que redescubre técnicas de vinificación provenientes de los antiguos romanos y en donde tendrás la oportunidad de hacer un vino artesanal con cepas como Montepulciano, Tempranillo y Grenache. Se ubica en el kilómetro 7.5 de la carretera San Miguel de Allende – Querétaro.
El circuito finaliza con la Vinícola Toyan, ubicada en la carretera San Miguel de Allende – Querétaro, kilómetro 8.5, en este lugar descubrirás el misticismo y la fantasía que encierra la propiedad, mismos que van más allá de lo que cualquiera pudiera imaginar. Su cava fue construida a 25 metros de profundidad y diseñada por Martha Molina, su gerente general, quien cree que dos trozos de meteoritos que ella misma recuperó le aportan equilibrio energético a sus vinos. Los meteoritos son exhibidos en la entrada de la cava y a decir de Martha ayudan al vino a exaltar sus propiedades orgánicas.
Tendrás que descender por una obscura rampa entre 24 monjes de cantera rosa y negra estratégicamente colocados e iluminados en color azul y violeta para mantener las vibraciones de la tierra. Has llegado al corazón de la cava, “al cerebro”, como le llama Martha, en donde los vinos encuentran la paz que requieren en el proceso de vinificación. Cierra con broche de oro este circuito y disfruta de una comida orgánica preparada con productos cosechados en la vinícola en medio de los tanques donde se lleva el proceso de vinificación.
Vía: VisitMéxico.