Cada vez parece más claro que su consumo moderado no sólo no hace daño, tiene importantes beneficios para nuestra salud: reduce el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, previene la depresión y frena la aparición de la diabetes tipo 2. Ahora bien ¿cuánto es un consumo moderado?
Se ha discutido mucho sobre la cantidad a partir de la cual el vino deja de ser saludable y empieza a ser peligroso. Por lo general, cuando los científicos hablan de las bondades del vino tinto recomiendan beber dos copas al día. Pero esto ser refiere a la copa de vino estándar: 150 ml. Y el problema es que, como atestiguan las investigaciones, nos solemos servir mucho más.
Un nuevo estudio, publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’, apunta a que lo ideal podría ser consumir una copa de vino por las noches, durante la cena. Una costumbre que ha resultado ser especialmente beneficiosa para las personas con diabetes.
Nunca es tarde para beber vino
Los investigadores de la Universidad Ben-Gurión del Néguev querían comprobar si el consumo de vino era seguro entre aquellas personas con una diabetes tipo 2 bien controlada y que bebían moderadamente, ya que tienen unos niveles menores de HDL, el colesterol “bueno”, y más posibilidades de padecer problemas cardiovasculares.
Los científicos israelíes seleccionaron a 224 personas con este perfil que, además, no bebieran vino a diario y les asignaron a tres grupos, que debían beber todas las noches con la cena una copa de 150 ml de las siguientes bebidas: vino tinto, vino blanco y agua mineral. Además, con la supervisión de un grupo de nutricionistas, siguieron una dieta de tipo mediterráneo sin restricción de calorías.
Aunque las conclusiones del estudio parecen contundentes, sus autores aseguran que el menor riesgo de problemas cardiovasculares no puede asociarse de forma exclusiva al consumo de vino en la cena, sino a su disfrute en el contexto de una dieta saludable, como la que siguieron los participantes.
Información de El Diario de Santiago.