Pulquerías tradicionales de la Ciudad de México, en riesgo de desaparecer

Entre las calles del emblemático barrio de La Merced y algunas colonias aledañas, aún sobreviven las pulquerías tradicionales, algunas de ellas tienen poco más de ocho décadas en operación y conservan en sus entrañas a los gozosos del pulque que consumen la mágica bebida mientras juegan cartas y disfrutan los sonidos de las rockolas.

La Chupamirtos, cercana a las naves del Mercado de la Merced, está ubicada en la calle General Anaya y tiene al menos 80 años de operar casi de manera ininterrumpida y aún conserva las abatibles puertas rojas de madera de los locales antiguos.

Don Noé, encargado del lugar, sirve a los vecinos pulque tlaxcalteca de la Hacienda del Razo, cada día existe una variedad de tres curados de sabores como avena, cacahuate y mango, así como el tradicional pulque natural o blanco.

Una rockola ubicada al centro del antiguo y largo local de techo alto ofrece la posibilidad de disfrutar desde la “Guaracha sabrosona” hasta las cumbias que hicieron vibrar los antiguos salones de baile de antaño.

Con una decoración escueta pero funcional, en el local se ofrecen botanas consistentes en tacos de guisado que varían día con día, el establecimiento abre todos los días del año de 10:00 a 21:00 horas.

En sus sillas de madera conviven los clientes de siempre con sus sonrisas desdentadas y sombreros de pachucos, con jóvenes interesados en conocer el pulque y los lugares emblemáticos que han visto desfilar a quienes gustan de esta bebida de maguey.

La pulquería El Recreo de Manzanares, ubicada en la calle del mismo nombre, es atendida por Don Poncho y conserva el estilo de los viejos establecimientos; en sus entrañas alberga a parroquianos que aún juegan dominó y cartas mientras disfrutan de pulque natural traído de Tlaxcala, así como de las al menos tres variedades de curado de frutas y verduras de temporada.

El lugar, que también cuenta con unos 80 años de operación, ofrece todos los días botanas consistentes en tacos de charales y pápalo, o bien, guisados caseros, ello, sumado a los sonidos de danzón y cumbia que emanan de la rockola, lo que convierte a las viejas baldosas en una pista de baile improvisada.

Ubicada en el antiguo callejón de la Viga, La Rosita es una pulquería tradicional que tiene una licencia que data de 1935 y ha sabido absorber las necesidades de los habitantes de la Ciudad de México.

Entre sus paredes viven representaciones pictóricas urbanas de las tradiciones que dan identidad a los mexicanos, como la de la leyenda que da vida al origen del pulque y cuya deidad es Mayahuel, amante de Quetzalcóatl, castigada por sus amores y convertida en maguey, de donde nace el pulque.

La especialidad del establecimiento, que abre de lunes a sábado de 10:00 a 22:00 horas, es el pulque de pay de limón, fresa con kiwi y vino tinto, la bebida también nace de las Hacienda del Razo.

Esta pulquería, a decir de Patricia Cardoso, difusora del consumo del pulque mediante visitas guiadas por pulquerías tradicionales de la capital mexicana, abre y cierra sus puertas debido a la a veces poca clientela, suerte que en su opinión corren las pulquerías antiguas, que de acuerdo a un estudio realizado por el Colectivo El Tinacal consisten en poco menos de 50.

Cardoso, creadora de Pulquipedia, un movimiento que se difunde vía redes sociales y que busca el rescate del consumo del pulque entre los capitalinos, explicó a Notimex que esta bebida tiene diversas propiedades medicinales.

De acuerdo con la Biblioteca de la Medicina Tradicional Mexicana de la Universidad Nacional Autónoma de México, se han asignado diversas propiedades medicinales al pulque, en específico para el tratamiento de trastornos gastrointestinales, pérdida del apetito, debilidad y algunos padecimientos renales.

Además, explica que entre los mazahuas del Estado de México, las mujeres que amamantan acostumbran beberlo para incrementar la secreción de leche y mejorar su calidad y en el Valle del Mezquital, en Hidalgo, las madres suelen destetar a sus hijos mojando su dedo meñique en tal bebida y dándoselo a chupar para acostumbrarlos.

Cardoso explicó que antiguamente era común beber pulque entre las familias mexicanas, sin importar su condición social y lo que se busca mediante estos recorridos es que dicho producto corra nuevamente entre la sangre de los mexicanos.

De acuerdo con la publicación de la máxima casa de estudios, en la actualidad, el pulque se consume en comunidades nahuas, mazahuas, otomíes y matlatzincas de la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz.

En opinión de las personas, refiere la publicación, al pulque “sólo le falta un grado para ser carne” y tomado con moderación constituye un complemento alimenticio debido a su contenido de proteínas y complejo B.

El pulque, a decir de Cardoso, quien lleva promoviéndolo 10 años, es una bebida tradicional que da identidad a los mexicanos y si bien tiene un futuro prometedor debido a que algunas haciendas ya apuestan por una mayor producción de maguey para satisfacer la demanda, existe el riesgo de que se pierdan las costumbres de asistir a las pulquerías tradicionales.

Dichos establecimientos, a diferencia de los más nuevos que atraen a una gran cantidad de jóvenes que han vuelto tendencia el consumo de pulque, son lugares en donde la música, la sana diversión y la convivencia directa con los habitantes de colonias tan emblemáticas como La Merced marcan la diferencia, aunado a que ahí sólo se consume pulque, la bebida que a decir de Cardoso, “no embriaga, sino que te pone mágico”.

Vía Notimex.

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