Los libros son una buena herramienta en el día a día. De manera directa o indirecta aprendemos algo más: nos ayudan con las paradojas que nos da la vida.
Así como el cine, pero nos ayudan a desarrollar de otra manera la concentración y la capacidad de lectura, cosas que nos sirven en la vida cotidiana.
El hecho de poder tomar una copa y combinarlo con el placer de un buen libro, nos da algo más: una experiencia que se va a complementar en todos nuestros sentidos; por esto, la recomendación de hacer este tipo de maridajes.
- Cambias el sentido.
No es lo mismo leer a Bukoswky con una copa de vino que sin ella (aunque algunos más sarcásticos, terminarán tirando algo del vino ante la risa de ciertas situaciones). Nuestro libro puede tener un significado diferente si lo disfrutamos con una copa de vino que si no. A este punto hay que evitar los libros depresivos; por si acaso.
- Combinas entretenimientos.
Vas a poder tomar tu copa de vino mientras lees esa novela: ¿Jane Austen no sabe mejor con algo de vino blanco? La verdad es que si.
¿Tú cómo harías tu maridaje de vino y libros?
- Es un Festejo propio.
Imagina servir un poco de tu espumoso favorito: cava, champagne, crémant, sekt o sin denominación al tiempo que te imaginas en una fiesta de Fitzgerald ¿No se te hace fascinante?
- Es tu momento.
Nadie te va a decir nada al respecto, es tu copa, es tu libro. Ya sea que leas algo de Murakami o Gay Talese, la decisión es tuya y podrás tener un momento único y especial para ti.