El vino de uva.

Se dice que el vino puede ser de varios productos; en algunos casos, que existe el vino de arroz en Japón, el vino de Xoconoxtle en México o de varias frutas o legumbres más.


La realidad es que por definición, el vino sólo es hecho con uvas.

Y esas uvas no pueden ser cuales sean: debe ser Vitis vinísfera en sus más de 2 mil variedades que hay: entre las más comunes se encuentra el cabernet sauvignon, merlot, malbec, chardonnay, chenin blanc, y más.

Al hablar de que un vino es hecho con algo más, realmente nos referimos a una manera coloquial de mencionarlo: el sake es sake, aunque tengamos la referencia a que es un “vino de arroz”, son claves cercanas, pero que desvirtúan a ambas bebidas.

El vino, tiene procesos cuidados y controlados: si al destilado de vino le decimos brandy, a los destilados o fermentos de otras bebidas no les podemos llamar así, por lo cual es necesario buscar nuevas y mejores referencias al respecto o llamarlos “licor de…”.

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Los términos correctos.

Hablar de vino también incluye esa “mamonería” conocimiento que necesitamos saber para hablar correctamente de él. Sí, en general sirve para vernos más mamones conocedores, por lo cual les dejamos los términos correctos para hablar de vino.

No es viejo, es “vino de guarda” o con crianza.

Si tu vino tiene mucho tiempo desde que lo tienes, no es un vino viejo, como muchas veces se le dice, son vinos de guarda o que tienen una larga crianza.

No es echado a perder (mucho menos hechado a perder, eso está mil veces peor), es picado u oxidado.

Para hablar de un vino “picado”, es que se encuentra en declive de su vida útil y ya no es un buen vino: ya es vinagre. También puedes mencionar que se avinagró, pero no que está “echado a perder” o “caducado”.

No es enfriar, es refrescar.

En términos de servicio, la manera correcta de mencionarlo, es “refrescar”: si vas a meterlo a refrigeración, cava o en hielo se dice “refrescar”.
Nota: no necesitan decir “refréscame el vino”.

No está amargo, ni duro, ni difícil. Es astringente.

Prueben bien el vino, aprendan a diferenciar el vino astringente (la parte tánica, lo que se siente “rugoso” en los dientes) que tiene un vino tinto a lo amargo (la cerveza es amarga, el chocolate amargo, el limón).

No sabe a (manzana, pera, limón, zarzamora), huele a.

Los sabores son 5: ácido, dulce, salado y amargo (decimos 5 porque la combinación en perfección es Umami). Los aromas sí son de manzana, de cuero, de tierra mojada, naranja y piña.

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Vino para las botas.

Tienes una bota y quieres llenarla de vino ¿Qué es lo que puedes usar?
Pues bien, iniciemos con ¿qué es una bota?
Es un recipiente, que los más tradicionales son de piel; sin embargo en la actualidad son de materia sintético. Sirven para transportar líquidos, aunque se hizo común llenarlas con vino.

Es tradicional de Corridas de Toros y las Fiestas de San Fermín; sin embargo, si usted es de los que apoyan la vida, también puede ser buena manera de transportar el vino sin ver animales sufriendo si va al campo o de paseo.

Como beber de la bota:
Tomar con la mano izquierda de la parte alta, con la mano derecha abrir la tapa y agarrar por la parte baja. Se levanta e inclina la bota, se oprime la parte interior.

Que vinos usar.
Lo más tradicional para la bota son los vinos hechos con tempranillo: de preferencia con crianza.
Usaremos vinos tintos. Evitar los blancos o rosados para este caso es buena idea. Deben ser vinos tranquilos, sin burbuja.

De preferencia, el vino que tengamos dentro, no dejarlo mucho, pues aunque se conservará bien, puede picarse el vino.

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Regresa concurso Sommelier D'Or

Champagne Taittinger, una de las bodegas de champagne más reconocidas en el mundo, realiza su segundo concurso Taittinger Sommelier d´Or en conjunto con el Colegio Superior de Gastronomía el martes 11 de octubre del presente en las instalaciones de esta institución.

Con el afán de desarrollar la cultura gastronómica en México, el concurso atrae a reconocidos Sommeliers del país con una propuesta de difusión y conocimiento general alrededor del mundo del vino.

El concurso Taittinger Sommelier d´Or se desarrollará en 3 etapas. La primera consiste en una cata a ciegas, la segunda es una evaluación escrita para determinar el nivel de conocimiento de los Sommeliers y por último, cada uno de los participantes deberá realizar el servicio del vino en mesa.

El primer lugar del concurso Taittinger Sommelier d´Or, ganará un viaje de 5 días a Francia, para visitar las extraordinarias cavas del siglo IV de Champagne Taittinger, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El segundo lugar ganará un viaje de 3 días a Ensenada, conociendo las principales bodegas de la región.

Para mayor información contactar con:

Johan Valderabano / Certified Sommelier, The Court of Master Sommeliers

johan@ferrer.com.mx

Cel. 55.49.40.60.64

Clement Wiart

Brand Manager Champagne Taittinger

Tel. 51.03.66.11 ext 108

Cel. 55.34.66.55.76

clement@ferrer.com.mx

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Entre espumoso y champagne.

La diferencia entre un espumoso y los Champagnes que parece sacrilegio ponerlos en un mismo costal.

Y sí, la verdad es que es sacrílego: en Francia las leyes son tan estrictas que ante cualquier cambio de zona, de vides o dentro del proceso se puede tener una gran penalización, al contrario de Chile, Argentina, USA u otros que tienden a hacer espumantes de gran calidad pero que no tienen todo el régimen que otros encuentran.

La realidad es que el método tradicional se usa en casi todos lados: España tiene el Cava, Alemania el Sekt y en otras partes del mundo se usa para poder tener vinos espumantes de gran calidad, pero sin el costo que implica un Champagne.

Sí, en comparación es caro: Cualquier casa de Champagne no está bajo los $500.00. Y en comparación a vinos Cava que podemos encontrar en $150.00 si podemos ver la diferencia.

La precisión de la legislación francesa no es para menos: producción, cantidad de mosto que debe salir, prensados, cuidados y más logran que se limite la producción, se eleve la calidad y el costo sea mayor.

Ante los gustos, las opciones de otros vinos son alternativas ante el presupuesto; la recomendación es la compra de vinos espumantes para días de sol y lluvia, así como champagne para ocasiones especiales.

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Hacer un vino no es tepache.

Ante la duda de hacer vino en casa ¿se puede? La referencia es que en otros países lo hacen o que si ya se tienen los ingredientes ¿por qué no hacerlo?


Pues bien, por que cada vino tiene sus características diferentes: las vides no se dan en casa, al menos las que se usan en el vino, por todas las características que son necesarias para una buena calidad.

Las uvas de vino saben a todo lo que hay alrededor de ellas: el clima, el agua, la calidad de la misma, del suelo, las horas de sol dan un parámetro para ser consumido en forma de vino.
Ahora bien, si la cerveza cuenta con una forma de poder ser realizado en casa, el vino no: no contamos en el hogar con toda la infraestructura necesaria para poder hacer una barrica de vino.

Nota: una barrica contiene 225 litros ¿Tiene usted espacio para dicho tamaño en casa? Y de ello salen 300 botellas de 750 ML.

Hacer vino en casa, por el control en temperaturas, del manejo de las uvas y los diferentes procesos no es sencillo; sobre todo si vivimos en lugares como la Ciudad de México o Guadalajara.
La altura, la calidad del aire y las horas de sol, así como la humedad no permiten que se pueda plantar.

Ahora bien, si la idea es hacer tu propio vino, Ensenada cuenta con La Escuelita, donde aprendes todo el proceso para tener tu propio vino y al final del mismo, la barrica será para ti.

Lo que si puedes hacer en casa es un clericot:

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La fecha de la botella.

Uno de los mitos en el vino es que la fecha en la botella es el momento en que se embotella. Esto viene a raíz que la mayoría de los alimentos en el mundo se manejan así: de acuerdo al embotellado o manejo tendrán la fecha en su etiqueta; muchos incluso vienen así señalados, “fecha de envasado” o “fecha de embotellado”.

En el caso del vino es diferente, la fecha que viene en las botellas se refiere al año en que la uva se cosechó.
Cada vino pasa por procesos diferentes: primera fermentación, segunda, chaptalización, años o meses en barrica que hacen a cada uno diferente: todo esto influye que el vino sea de una u otra forma.

Es por ello, que lo que se pone es la fecha de vendimia y no de embotellado: sería como no reconocer todo el proceso detrás del vino.
Por las mismas características, ningún vino tiene anotada la fecha de consumo preferente o de caducidad.
Nota: no todos los vinos tienen la fecha de la vendimia, algunos por ser mezclas de añadas, no tienen especificación.

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Los tipos de borracho

Casual que te vas de copas y decides pasar una buena noche: seamos honestos, a todos se nos ha ido la mano y nos clasifican como “los peores para beber” o “esto se pone divertido con él”. Es por eso que hemos hecho este “termómetro” para hablar de los mejores y peores tipos de borrachos (y borracheras).

Los que se duermen.
Estos son los mejores y más divertidos: donde sea, como sea se duermen. Llega un punto donde el alcohol en su cuerpo dice “no más” y deciden reposar el cuerpo en cualquier silla, banca, mesa, suelo o espacio donde puedan adentrarse: no importa si hay música o si hay una pelea frente a ellos: duermen.

¿Por qué no nos molestan?
Porque están quietos, no hacen algo malo, sólo hay que tener cuidado de no pisarlos o moverlos mucho.

El que desaparece.
No sabes como o donde, de repente estaba con risas y diversión cuando ya no lo ves: no entienden nadie en qué momento: “si estaba aquí”. Lo buscan y no lo encuentran, suele aparecer al día siguiente fresco como una lechuga. ¿Debajo de la mesa, a un lado del florero? ¡Hay veces que no salen y aún así nadie los encuentra!

¿Por qué no molestan?
Si es tu primer fiesta con este tipo de borracho, te sacará bastante de onda no encontrarlo; si ya tienes costumbre, será común que cuando no lo encuentres sepas que “va a aparecer, como siempre”.

Los que sólo bailan.
De repente lo ves sobre la barra, sacando a todo mundo a la pista o simplemente él solo: hay dos versiones de este borracho, en la cual uno baila muy bien y mejora el baile y otra donde el mejor entretenimiento es verlo bailar de un lado al otro mientras alguien más lo graba para al día siguiente seguir riendo de su nula capacidad de movimiento.

¿Por qué no molestan?
Porque es divertido, sólo bailan, en verdad la pasan bien y sólo se quejan al día siguiente de bailar tanto por el incansable dolor de pies que tienen.

El que “canta” todas.
No tiene que ser dolido –aunque es lo más común-, esta persona canta todas las canciones: No sabes como puede tener un repertorio mental que contiene todos los géneros: salsa, merengue, rock, rock pesado, punk, 80s, 90s, lo mejor de los Beatles, La Arrolladora Banda de algo, Pink Floyd y esa música hipster que sólo conocen en el garaje de su casa… ¡No hay canción que no cante!
Puede que lo haga con muy buena entonación; y lo más seguro es que lo haga de la peor manera. El resultado es una persona que cantará en el momento del límite alcohólico hasta después de recuperar la sobriedad.

¿Por qué no molesta?
Al igual que el que baila, sólo se la pasa bien: de paso pueden aprender algunas canciones que no conocías. Claro que habrá a quien no le guste, pero realmente están peores las siguientes opciones.


El que vomita.
Siempre vomita. Con suerte dentro de una taza de baño con el cabello amarrado en caso de tenerlo largo. En el peor… Ya todos lo hemos vivido

¿Por qué es lo peor en borrachos?
Si lo has vivido en carne ajena, sabrás que hay que cuidar a la persona en cuestión: limpiar, que no se ahogue con su propio vómito, que no le caiga en el cabello, que no lo tenga sobre toda la cara o ropa. La verdad es de las cosas más desagradables que pueden pasarles.

El que se pelea.
Siempre tiene que sacar su peor lado: con la pareja, con la ex pareja, con los amigos, con un extraño, el dueño de la casa, el perro, los amigos, los enemigos, las llamadas imaginarias: siempre tiene que pelear algo aunque todo esté bien. En algunos casos, con suerte será gracioso; en otros será lastimero.

¿Por qué es lo peor en borrachos?
Hay que aguantarlo, hay que verlo, cuidarlo o ver que no lo maten al menos; aún empeora cuando eres quien tiene que lidiar con alguien así, donde toman todo personal y pelean sin razón aparente.

El que a fuerza quiere conducir.
Podemos clasificar a este como el peor de todos: dos botellas después, mucha charla y algunas cervezas nos traen a este discapacitado mental que insiste en que si puede conducir y ni siquiera sabe donde se encuentra o donde dejó las llaves de su casa.

¿Por qué es de lo peor en borrachos?
Porque es la vida: en verdad no arriesguen la vida ajena: si hay a alguien que le importan, no les permitirá hacer las tonterías de ir de un lado a otro conduciendo.

Quien busca quien se la paga.
Aquí el detalle no es quien le debe, sino quien le paga: desde un agarrón de nalga hasta acoso. Espantoso momento donde esta persona busca tener más intimidad con otro individuo de igual proporción alcohólica y mientras se encuentran… Ya sabemos lo incómodo que puede ser.

¿Por qué es de lo peor en borrachos?
Si sobrio no es interesante ver a quien besas, ebrio menos. Y no es que importe lo que digan los demás, es que se convierte en incómodo cuando llega una persona ebria a querer “conquistarte”.

El que hace llamadas.
Este es uno de los peores… para quienes no asisten a la fiesta. Suelen llamar a las 2 o 3 de la mañana a las personas para explicar cualquier cosa: al jefe con el regaño del otro día, a la novia para cantarle una serenata, al ex para reclamarle sobre como prometió que se mataría si se iba –y como no lo cumplió-, a los amigos para invitarlos a lo que queda de la velada, a la chica que conocieron y se fue horas antes; en fin, este mundo infinito de llamadas se queda corto y es bastante cansado.

¿Por qué es molesto?
Porque duermes pacíficamente en tu casa y a las 2 o 3 de la mañana, en el clímax de tu noche alguien con alcohol decide que es el mejor momento para hablar contigo de la razón que sea. ¿la solución? Poner en modo avión el celular.

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El poder de un vino.

Al parecer para comprar un vino debes saber de vino, ser un casi sommelier o andar buscando la manera de explicarle al mundo porque el Cabernet Sauvignon es el mejor vino y los Rioja están “sobrevalorados” como las películas de Tarantino o de DC.

Pues bien, amigos, lamentamos decirles que justo como la pelea del feminismo donde ser mujer no significa que son competencias entre hombres y mujeres sino definir que las diferencias son lo que unen, el vino tiene que encontrar ese camino donde podamos quitar la soberbia de abrir una copa de vino.

“Guácala ese vino” y “¿Cómo puedes tomar eso? Es un jugo de uva con alcohol” son frases comunes para identificar a uno de estos nuevos amantes de vino.

Son neófitos que buscan informar que el vino es bueno y que en la lista de Robert Parker salió una botella, aunque no ha logrado ganar medallas. ¿Es realmente importante en el mundo del vino o sólo logra dar una mayor plusvalía a un viticultor?

El poder de un vino debe encontrarse en el sabor que este tiene, en la capacidad de asombro que da a nuestro paladar: si es bueno, si tiene equilibrio y principalmente si es algo que nos gusta.

No es que el vino sea realmente malo, es que nos debe gustar y la inversión que hemos decidido meter en esa botella debe ser proporcional a los recuerdos que podemos compartir con ella: no se equivoquen, el vino no es para presumir.

Si ustedes son los que siguen esa tendencia de que el vino debe ser de una sola forma y limitan a su alrededor para “que aprendan bien a tomar un vino”, lo que realmente está logrando es alejar a otros de ese mundo vinícola en lugar de acercarlos.

Bien puede hacer que cada persona se acerque como pueda y guste a cada copa, vaso o botella: con el tiempo y si quieren o pueden, aprenderán a beberlo de la llamada “manera correcta”; no es necesario forzar desde un principio.

Ustedes, de bebés, comían con las manos y poco a poco fueron aprendiendo a comer fideos con los cubiertos: lo mismo pasará con el vino y aquello que poco a poco y en su tiempo se darán cuenta de cual es la mejor forma de ellos para disfrutarlo. Para esos, para los que ya pasaron sus “pasos de bebés”, para esas personas debemos estar listas y compartir ahora sí, la copa de vino limpia de prejuicios.

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