El chile: famoso por el sabor picante que podemos encontrar en cada uno de los platillos donde lo agregamos.
En México sabemos que si mordemos uno, podemos desde sentir las lágrimas fluir hasta querer perder la lengua; en algunos lugares no y para muestra, este ejemplo:
Para que no sufran de esta posible situación y confundan cerezas con chile habanero, les dejamos un listado de los más picantes a los menos:
Preguntas casuales de vino.
¿Puedo hacer vino rosado en casa?
Si se refieren a hacer mezclas de tintos con blancos en su hogar, claro que se puede. De que se deba, es no, van a desperdiciar dos vinos al hacer eso.
¿Verdad qué es naco hacer calimochos y esas cosas?
Depende de si quieres verlo como alguien naco; si alguien que toma vino y esa es su forma de hacerlo se te hace naco, pues sí. Si lo ves como alguien que quiere tomar vino y es su manera de aprender de él, para nada.
¿Comprar vino de cartón es malo?
Al contrario, por donde lo quieras ver no lo es:
Ecológico, porque es más fácil de reciclar.
Práctico: Aunque es muy complicado que las botellas se rompan, hay la posibilidad de que eso pase. El de Tetrapack se rompería si lo tiras de un piso a otro.
Aumenta la producción: No somos un país muy consumidor; pero de gota en gota se llena la bota. Cualquier consumo de vino mexicano, sea de cartón o no, es mejor (y en este caso es económico y tiene más).
Ese es otro punto: es mucho más barato que otros vinos.
Ojo: No estamos diciendo que por ello sea de calidad –que luego se confunden y empiezan a reclamar que si no es bueno porque les decimos que sí-.
Así que comprar vino de cartón no es malo. No lo es.
Si el vino es líquido ¿por qué dice seco?
Seco es el término referente a la cantidad de azúcar que tiene el vino, no a que si está más espeso.
¿A qué edad puedo iniciar a tomar vino?
A la mayoría de edad de manera legal.
¿Voy a ser más sano si tomo vino?
Sí y no.
Sí si lo haces con moderación y te conviertes en alguien que lo disfruta.
Y no si eres un alcohólico que se la pasa tomando vino a diestra y siniestra y disfrutarlo para ti significa no recordar nada al día siguiente.
¿Me va a dar resaca?
Depende de tres cosas:
Tu cuerpo y como reacciona al vino.
La cantidad que ingieras.
La calidad del vino.
¿Le puedo quitar lo tánico con agua?
Le puedes quitar todo con agua. No lo hagas (todavía con fruta, dices que es coctel).
La diferencia entre los vinos.
¿Saben a qué se debe la diferencia de los vinos?
Hay personas que dicen gustar de los vinos de Rioja, de Toro, de Italia; que guácala los mexicanos; que horror los de USA, peor los de Chile pero wow los Argentinos.
Si han probado más de vino saben que los vinos son muy diferentes de uno a otro. Muchas veces no entendemos a que se debe que una región a otra cambie tanto aunque sea la misma cepa o proceso.
Explicación.
Todo viene de la cepa.
Todo: el terroir es lo que le va a dar la definición total a nuestro vino.
¿Qué inclinación hay en la tierra, qué tipo de suelo es, cuánto es lo que vamos a dejar crecer la cepa, niveles de agua, luz, calor y maduración?
Todas estas interrogantes dan al vino características que distinguen uno de otro.
-Claro, aparte de los procesos, cuidados y crianza que se le pueda dar-.
Pero para dar par de ejemplos:
Aromas.
Los vinos que son de Nuevo Mundo (América, Oceanía) tendrán aromas que los van a hacer característicos y diferentes a los del Viejo Mundo.
Los aromas más maduros, compotas, frutos negros serán más del Viejo Mundo.
Aromas frescos, cítricos son más del Nuevo Mundo.
Esto no es regla y va cambiando.
Tampoco decimos que un vino de Rioja no tenga aromas a grosellas frescas, por ejemplo; sino que no va a estar en los aromas predominantes como uno de América (América continente, por supuesto –País no existe, Trump-).
Sabor.
Los vinos de zonas más frías serán más ácidos, mientras los de nuevo mundo serán más dulces.
La razón es el clima. Los que se encuentran en clima cálido tendrán una mayor maduración y más pronta; vinos de zonas lejanas con menor temperatura, serán más ácidos, por lo mismo.
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En México se consumen 700 mililitros de vino por persona al año.
En entrevista para Quadratín, Alejandro Marcel Corvo, master wine sommelier, señaló que México es difícil ubicarlo en un ranking de vino, en el de cantidad de producción, es muy poco lo que se produce, y en ranking de consumo, pasa lo mismo, es muy poco lo que se consume, “un ejemplo, en el país que más se consume vino, Italia, en El Vaticano, se consumen 70 litros por persona por año, mientras que en México se toman 700 mililitros por persona por año, no se llega ni al litro”, indicó, pero aseguró que el país donde el vino está dando mucho qué hablar es México,
“es impresionante cómo cada vez se toma más vino en México y cómo cada vez se toma menos vino en Europa, por ejemplo”.
En la presentación del vino mexicano Altotinto, el especialista en vinos clasificó de manera general a los vinos en los del nuevo mundo y los del viejo mundo, porque, dijo, son historias muy diferentes, “esta gente del viejo mundo hace vino desde antes de Cristo, y nosotros hacemos vino mil 500 años después de Cristo, lo que supone una diferencia de técnicas y de cultura muy grande. Más allá de que sea un alimento, porque lo es, el vino definitivamente es una situación cultural, el vino se consume donde hay cultura”.
El sommelier expuso que el viejo mundo, liderado por Italia, Francia y España, que son los tres primeros países en cuanto a la cantidad de consumo, nos dominan, “pero no quiere decir que los países emergentes como Chile Argentina, México, y Estados Unidos no cumplan con calidad”. Explicó que el caso de los Estados Unidos, es excepcional, nadie pensaba en él y se colocó en cuarto lugar mundial haciendo vinos de alta calidad, algunos incluso mejores que los europeos. Aseguró que cada vino responde a su terroir, a su lugar, a su casa y a su autor.
Las bondades del consumo de vinos.
Alejandro Marcel fue claro: la primera bondad de todas es que el vino da felicidad, “es la más importante”. Explicó que la segunda, es el contenido de resveratrol en el vino, “se conserva en los taninos de la piel de la uva y ayuda muchísimo a cuestiones cardiovasculares y al colesterol; dos copas por día, es salud, es como ese famoso dicho de que con una manzana por día no vas a doctor, pues es lo mismo, con dos copas al día yo no voy al doctor.”
Vino en México.
El especialista dijo que Baja California está en el borde de la franja del vino, por eso es donde más se produce, “hay una franja del vino en el hemisferio norte y hay otra franja de vino en el hemisferio sur, que se encuentra entre los 30 grados latitud norte y los 50, y lo mismo para el sur. Baja California está apenitas, en realidad la franja del vino empieza desde Baja California para arriba hasta Washington”.
Alejandro explicó que las variedades que se desarrollan bien por clima y demás características en la región mexicana de Baja California son el nebbiolo, el cabernet, el Tempranillo y el syrah, “estos funcionan bien, sólo que responden mucho a su terroir, a su tierra; un syrah mexicano no es lo mismo que un syrah sudamericano” el vino mexicano bien trabajado logra muy buena estructura, “pero bien trabajado, porque a veces es lo que nos cuesta acá en Baja California”.
En México se hace vino en Querétaro, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes, pero el 90 por ciento están en Baja California, “aproximadamente deben haber registradas unas 150 bodegas, mientras que en Mendoza, Argentina, hay mil 500, nada más en esa región” dijo el sommelier y agregó que esto habla de lo mucho que hay qué hacer por la cultura del vino en México.
Finalmente Alejandro habló sobre Altotinto, Vinos de Autor, el vino que ahora elaboran, “comenzamos de a poquito y terminamos haciendo 30 mil botellas por año. Es un proyecto México-uruguayo, el vino está elaborado en Baja California, con la materia prima de Baja California, con la mano de obra uruguaya, con un perfil de vinos de una enóloga uruguaya llamada Laura Chapela, egresada de la Escuela de Enología de Uruguay”.
Vía Quadratin.
En México ven el vino más solemne de lo que es.
Al salir, conocer más y otros puntos de vista nos damos cuenta de que en México, el vino es un mérito, algo solemne de momentos y espacios.
No decimos que no tenga su lado amable, romántico.
Pero en otros lugares del mundo donde sí toman vino de manera constante, no limitan su consumo.
En México tomamos algo cercano a medio litro per cápita. Somos uno de los países que menos consumimos vino. Y lo limitamos a fechas importantes, eventos especiales o que “no se combina” y que “un experto en vino no lo toma así”.
Pues bien, señores, lamentamos decirles que en México tenemos pocos, muy pocos nombres que puedan sonar a nivel mundial en el ámbito vitivinícola:
No tenemos muchos Pedro Poncelis, Jesús Diez, René Rentería y más (por hablar de expertos, de conocedores; por comenzar con gente mexicana en México, no extranjeros que han venido a ayudarnos en dicho ámbito).
Y a los pocos que quieren entrar al vino, ya sea por coctelería o por vinos baratos y dulces los despreciamos… ¡Pues bien, nos quedaremos siendo poco consumidores de vino, poco conocedores de vino!
El otro día comentando con una compañera de España hablaba sin reparo de que en su natal País Vasco, la copa de vino cuesta 1 o 2 euros (entre 17 y 34 pesos mexicanos); en algunos restaurantes en México podemos encontrar copas entre 50 y 80 pesos (sobre todo en la Delegación Cuauhtémoc, por dar un ejemplo). La copa de sangría o de calimoxo en máximo $50.00 (dependiendo el lugar).
Imagina que andas corto de efectivo, quieres una copa y te alcanza bien para un clericot. Pues te compras un clericot.
Algunos dirán que no, que mejor se quede con las ganas, que no lo tome.
Y volvemos a: ¿Qué parte de 500 mililitros per cápita no ven, qué cada copa cuenta? ¿Por qué negarnos a salir de esa soberbia?
Estás son las estadísticas:
La Santa Sede bebió un promedio de 74 litros de vino en el año 2012.
Ese mismo año Francia consumió 28,0 mil hectolitros; Italia 22,6; Estados Unidos 29,2. Esto de acuerdo a cifras del Organismo Internacional del Vino y la Uva (El OIV)… ¿Sabían qué México ni siquiera figura en este organismo, en estas listas –ni como productores, ni como consumidores-?
-La mayoría de los cocteles con vino no fueron inventados en México, se crearon en países que realmente consumen vino, que sí toman “la copa diaria”.
Y no, no vamos a la excusa de precio: El costo de una botella promedio, ya sea de producción nacional o importada es de $200.00; Encontramos más caras pero podemos bien comprar en ese rango de ese precio –incluso menos- y ver algunos vinos de muy buena calidad de nivel nacional o internacional en nuestras tiendas que están entre los $100.00 y $200.00.
Que rinde menos que el tequila u otros destilados, sí, por lo mismo: Se suele mezclar.
Y he ahí otro ejemplo de la falsa solemnidad que hemos creado alrededor del vino:
Mientras otras bebidas igualmente complejas las mezclamos y no hacemos gran alarde de ello, satanizamos a quien lo hace con vino.
¡Ah, pero el vino es diferente! ¿Por? Es que es de calidad.
-¿Están diciendo que tequilas, mezcales, vodka, Whisky, brandy, cognacs y más, no lo son?
Volviendo a la calidad:
No vamos a mencionar marcas, pero algunas –como la que inicia con “padre…”- nos queda perfecta para hacer algunas combinaciones experimentales de vino con algo más: fruta, refresco, algún destilado.
Y poco a poco esos consumidores del llamado “mal vino” se verán avanzados por sus propios conocimientos hasta encontrar un “buen vino”; estos neófitos pasarán a aumentar esa cifra de 700 mililitros per cápita.
Y es que esto es como todo en la vida: Si no cree en el matrimonio gay, no lo haga; si no le gusta como piensa alguien más, no lo siga en Twitter; si no le gusta el vino mezclado o barato o dulce, no lo tome.
El vino verde.
Una cosecha temprana de vino blanco, específicamente albariño es lo que nos da un vino verde.
Este es un vino que se produce de manera exclusiva en Portugal; sí, tiene denominación de origen.
¿Por qué las pastas van con los vinos?
Casi todos los vinos hacen un buen maridaje ¿la razón? Es muy sencilla: son con todo.
Las pastas por sí no tienen mucho sabor, son neutras; están hechas con harina (que seamos honestos, no es un sabor), un poco de aceite y sal. Y sólo la sal es un sabor… pero al combinarlo ¿a qué sabe la pasta?
En verdad, al prepararla, hervirla, ponerle un poco de sal y algo de cebolla, ajo, aceite, tal vez achiote… sigue realmente sin saber a algo en específico.
¿Por qué las pastas van con vino?
Por todas las combinaciones posibles que de ello podemos lograr.
Ejemplo: tienes un espagueti, un vino tinto y no sabes qué hacer: combinas un poco de carne con jitomate y agregas tu pasta. ¡Tarán!
En caso de que tengas un vino blanco, puede que sólo agregues un poco de mantequilla y orégano; listo, no se necesita más.
¿Se dan cuenta por qué los vinos son esa combinación perfecta con “las pastas”?
Siempre puede ser una idea, la opción es ver las salsas o la preparación de estas y ver como va a quedar con nuestro vino.
Enoturismo: Querétaro.
Si lo que quieres es viajar, sólo tienes que pensar en las opciones que incluyen algo especial: un vino puede ser una idea que te ayude mucho.
¿Qué vino le toca a mamá?
Para cada ocasión hay un vino que va mejor; en este caso te damos las sugerencias para mamá y las peripecias que le hacemos vivir:
Por qué dejar la negación a los rosados.
En verdad, la idea de tomar un rosado, para muchos parece una traición… ¿Es por qué no es blanco? ¿Sienten que es un tinto con inferioridad?
¡Pues no, señores –y señoras, antes de la queja del lenguaje (y de paso jóvenes y jóvenas; adultos mayores y adultas mayores)- no!
La vida no es así.
El rosado es un rosado.
Así que lo vamos a disfrutar como tal. Es lo que queremos que puedan conocer.
Hay dos opciones en el rosado: que sea de cepas tintas hecho con un proceso como el vino blanco o que sea la combinación de cepas tintas y blancas.
En cualquiera de las dos opciones, toma lo mejor de cada una de las cualidades para llegar a nuestra mesa, a nuestra copa.
¿Cómo así?
Si es la combinación de cepas, va a dar las cualidades necesarias a nuestro vino: la fuera, la astringencia, la suavidad, la tanicidad, la acidez que se quiere de acuerdo a cada tipo de uva y característica inherente de ella. ¡Pum, calidad, público, calidad!
En caso de que sea el proceso de blancas con cepas tintas, nos da los beneficios que amamos del vino tinto, pero sin la rudeza que –para algunos- implica.
Eso sí, es un perfecto acompañante.
Que tienen algo de comer y no saben con qué ponerlo: rosé.
Que les gustan las burbujas: Rosé.
Que van a ver una película: Rosé.
¿Calor? Rosé.
¿Frío? Mejor un tinto, pero también el rosé es opción.
¿Ven?
Vamos a dejar de estigmatizar el vino rosado y tratemos de hacer una de esas copas que solemos degustar un vino rosado.