Uno de los mitos en el vino es que la fecha en la botella es el momento en que se embotella. Esto viene a raíz que la mayoría de los alimentos en el mundo se manejan así: de acuerdo al embotellado o manejo tendrán la fecha en su etiqueta; muchos incluso vienen así señalados, “fecha de envasado” o “fecha de embotellado”.
En el caso del vino es diferente, la fecha que viene en las botellas se refiere al año en que la uva se cosechó.
Cada vino pasa por procesos diferentes: primera fermentación, segunda, chaptalización, años o meses en barrica que hacen a cada uno diferente: todo esto influye que el vino sea de una u otra forma.
Es por ello, que lo que se pone es la fecha de vendimia y no de embotellado: sería como no reconocer todo el proceso detrás del vino.
Por las mismas características, ningún vino tiene anotada la fecha de consumo preferente o de caducidad.
Nota: no todos los vinos tienen la fecha de la vendimia, algunos por ser mezclas de añadas, no tienen especificación.
¿Qué es Chile? Un país de América Latina que se encuentra en la parte más baja: Lo más al Sur que se pueda, junto con Argentina se encuentra este maravilloso lugar de enorme cultura, gastronomía y vino.
Este lugar es uno de los más visitados de América, con gran historia, zonas de turismo, paisajes que se conjugan con su cocina que poco a poco ha ido ganando terreno internacionalmente; un ejemplo de ello es el Restaurante Central que está como uno de los principales en Chile dentro de la lista de Los 50 mejores.
Su gastronomía viene acompañada de sus bebidas, como el Pisco y el vino: pese a la prohibición española de producción de vino en América (cuando era colonia), Chile no dejó de hacer vino y ha logrado ser uno de los grandes del mundo vitivinícola: Tiene una de las empresas más grandes de vino con más botellas de vino y con marcas y distinciones en su Denominación de Origen.
No seamos expertos en vino: lo digo de la mejor forma posible. Creemos en que ser un experto del vino es un personaje snob que sobre el vino mientras se queja de la luz y lo poco bien decantado de ese cabernet sauvignon o tannat.
La mejor forma de tomar el vino, nos lo han dicho en muchas ocasiones, tiene que ver con la actitud más que la pose.
Recuerdo un momento donde preguntaba si ese vino que estaba tomando podría ir bien con un huitlacoche. Las risas no se hicieron esperar y me dijeron que si bien el tempranillo que estábamos probando era una opción, mejor no arruinar un vino así, tal vez un pinot noir.
Nunca sabré si las burlas iban al vino, a la pregunta o a todo en general: me interesa hacer la combinación de la comida mexicana con el vino.
Muchos lo hacen, lo intentan y lo renuevan: desde los riojanos hasta los mexicanos buscan esa sinergia de vino y gastronomía nacional.
¿Por qué hay el limitante a pensar que si no es un gran chef, un gran restaurante, un personaje reconocido es el único en hacer esos maridajes y buscar la fusión de esas combinaciones?
Restaurantes de comida prehispánica que no ha sido necesario “salvar” en los últimos años por el auge increíble que hemos alcanzado se ven limitados a no ser consumidos con vino y aún menos, con el nacional.
La amplia gama gastronómica se ve limitada a las bebidas clásicas sin la búsqueda de una expansión: tequila, mezcal y ron son los complementos comunes si hablamos de alcohol. Y claro, la buena amiga cerveza que siempre se encuentra presente en los platillos que consumimos.
Que si cochinita, cerveza; que si tacos dorados, cerveza; que si romeritos, cerveza; que si tortas, cerveza; que si pescado, cerveza.
No estamos diciendo ni mucho menos queremos insinuar que podemos cambiar la cerveza por el vino; queremos algo más sencillo, agregar más vino a nuestra vida, a la comida diaria: que todo momento acompañado de una copa de vino sea una opción así como en la actualidad lo es la chela.
Conclusión: la mejor forma de tomar vino es cuando quieras, como quieres y nada más porque se te antojó.
Casual que te vas de copas y decides pasar una buena noche: seamos honestos, a todos se nos ha ido la mano y nos clasifican como “los peores para beber” o “esto se pone divertido con él”. Es por eso que hemos hecho este “termómetro” para hablar de los mejores y peores tipos de borrachos (y borracheras).
Los que se duermen.
Estos son los mejores y más divertidos: donde sea, como sea se duermen. Llega un punto donde el alcohol en su cuerpo dice “no más” y deciden reposar el cuerpo en cualquier silla, banca, mesa, suelo o espacio donde puedan adentrarse: no importa si hay música o si hay una pelea frente a ellos: duermen.
¿Por qué no nos molestan?
Porque están quietos, no hacen algo malo, sólo hay que tener cuidado de no pisarlos o moverlos mucho.
El que desaparece.
No sabes como o donde, de repente estaba con risas y diversión cuando ya no lo ves: no entienden nadie en qué momento: “si estaba aquí”. Lo buscan y no lo encuentran, suele aparecer al día siguiente fresco como una lechuga. ¿Debajo de la mesa, a un lado del florero? ¡Hay veces que no salen y aún así nadie los encuentra!
¿Por qué no molestan?
Si es tu primer fiesta con este tipo de borracho, te sacará bastante de onda no encontrarlo; si ya tienes costumbre, será común que cuando no lo encuentres sepas que “va a aparecer, como siempre”.
Los que sólo bailan.
De repente lo ves sobre la barra, sacando a todo mundo a la pista o simplemente él solo: hay dos versiones de este borracho, en la cual uno baila muy bien y mejora el baile y otra donde el mejor entretenimiento es verlo bailar de un lado al otro mientras alguien más lo graba para al día siguiente seguir riendo de su nula capacidad de movimiento.
¿Por qué no molestan?
Porque es divertido, sólo bailan, en verdad la pasan bien y sólo se quejan al día siguiente de bailar tanto por el incansable dolor de pies que tienen.
El que “canta” todas.
No tiene que ser dolido –aunque es lo más común-, esta persona canta todas las canciones: No sabes como puede tener un repertorio mental que contiene todos los géneros: salsa, merengue, rock, rock pesado, punk, 80s, 90s, lo mejor de los Beatles, La Arrolladora Banda de algo, Pink Floyd y esa música hipster que sólo conocen en el garaje de su casa… ¡No hay canción que no cante!
Puede que lo haga con muy buena entonación; y lo más seguro es que lo haga de la peor manera. El resultado es una persona que cantará en el momento del límite alcohólico hasta después de recuperar la sobriedad.
¿Por qué no molesta?
Al igual que el que baila, sólo se la pasa bien: de paso pueden aprender algunas canciones que no conocías. Claro que habrá a quien no le guste, pero realmente están peores las siguientes opciones.
El que vomita.
Siempre vomita. Con suerte dentro de una taza de baño con el cabello amarrado en caso de tenerlo largo. En el peor… Ya todos lo hemos vivido
¿Por qué es lo peor en borrachos?
Si lo has vivido en carne ajena, sabrás que hay que cuidar a la persona en cuestión: limpiar, que no se ahogue con su propio vómito, que no le caiga en el cabello, que no lo tenga sobre toda la cara o ropa. La verdad es de las cosas más desagradables que pueden pasarles.
El que se pelea.
Siempre tiene que sacar su peor lado: con la pareja, con la ex pareja, con los amigos, con un extraño, el dueño de la casa, el perro, los amigos, los enemigos, las llamadas imaginarias: siempre tiene que pelear algo aunque todo esté bien. En algunos casos, con suerte será gracioso; en otros será lastimero.
¿Por qué es lo peor en borrachos?
Hay que aguantarlo, hay que verlo, cuidarlo o ver que no lo maten al menos; aún empeora cuando eres quien tiene que lidiar con alguien así, donde toman todo personal y pelean sin razón aparente.
El que a fuerza quiere conducir.
Podemos clasificar a este como el peor de todos: dos botellas después, mucha charla y algunas cervezas nos traen a este discapacitado mental que insiste en que si puede conducir y ni siquiera sabe donde se encuentra o donde dejó las llaves de su casa.
¿Por qué es de lo peor en borrachos?
Porque es la vida: en verdad no arriesguen la vida ajena: si hay a alguien que le importan, no les permitirá hacer las tonterías de ir de un lado a otro conduciendo.
Quien busca quien se la paga.
Aquí el detalle no es quien le debe, sino quien le paga: desde un agarrón de nalga hasta acoso. Espantoso momento donde esta persona busca tener más intimidad con otro individuo de igual proporción alcohólica y mientras se encuentran… Ya sabemos lo incómodo que puede ser.
¿Por qué es de lo peor en borrachos?
Si sobrio no es interesante ver a quien besas, ebrio menos. Y no es que importe lo que digan los demás, es que se convierte en incómodo cuando llega una persona ebria a querer “conquistarte”.
El que hace llamadas.
Este es uno de los peores… para quienes no asisten a la fiesta. Suelen llamar a las 2 o 3 de la mañana a las personas para explicar cualquier cosa: al jefe con el regaño del otro día, a la novia para cantarle una serenata, al ex para reclamarle sobre como prometió que se mataría si se iba –y como no lo cumplió-, a los amigos para invitarlos a lo que queda de la velada, a la chica que conocieron y se fue horas antes; en fin, este mundo infinito de llamadas se queda corto y es bastante cansado.
¿Por qué es molesto?
Porque duermes pacíficamente en tu casa y a las 2 o 3 de la mañana, en el clímax de tu noche alguien con alcohol decide que es el mejor momento para hablar contigo de la razón que sea. ¿la solución? Poner en modo avión el celular.
O al menos es el apodo más conocido a la Cabernet Sauvignon: una de las cepas más famosas, conocidas y plantadas del mundo.
En algunos casos, incluso las personas se equivocan y en lugar de llamar al vino tinto, lo mencionan como cabernet sauvignon: lamentamos decirles a esas personas que no es un tipo o estilo específico de vino como lo puede ser un jerez o alguna denominación, sólo se trata de una uva.
Su fama viene por la potencia que los vinos hechos con esta cepa contienen: es una cepa noble que permite su plantación cómoda en la mayoría de las zonas vitícolas del mundo.
Tiene un gran rendimiento y produce vinos con alta acidez, buenos taninos y gran color: tienen buena personalidad y son buenos para envejecer en barricas, que es lo más común en esta cepa.
No son para un pronto consumo, por muy joven que sea el vino se recomienda abrir al menos un rato antes de tomar, por la fuerza que tiene este vino.
¿Alguien que inicia en el vino? Esta no es buena opción y menos solo: con uvas como merlot o malbec será mejor, aunque lo ideal es recomendar con monovarietales como un gamay.
Son de gran culto en la zona de Burdeos, California y Nueva Zelanda; en otras partes del mundo también se da de buena calidad de acuerdo a los cuidados.
¿Han escuchado el término “vino tinto, vino carnívoro? Pues en este vino aplica muy bien. Pastas, quesos fuertes y cortes de carne.
¿Qué es lo que nos conviene tomar? Claro, tomando en cuenta que es por gusto, con moderación y las copas o bebidas recomendadas en el día.
De acuerdo a dinero
Aunque la cerveza comercial suele ser más barata por botella que por vino, tomando en cuenta que una botella de chela es la mitad de un vino… sigue siendo más barata que el vino; al menos de la comercial.
La cerveza artesanal suele ser más cara: podemos encontrar litros de cerveza artesanal de hasta $400.00.
Los vinos rondan precios realmente extremos: los económicos serán de $150.00 a $200.00 y nos alcanza sin problemas para 7 copas. Claro, también hay vinos que pueden llegar a los $300,000 pesos. Dentro de las cervezas más caras, podemos ver que están en 60 o hasta 800 dólares (Cerca de 16,000 pesos) por botella de 375 ML.
De acuerdo a alcohol.
El vino va a tener un grado alcohólico mayor que la cerveza: no, con cuidado ninguno de los dos los embriagará. Una cerveza está entre los 3% Volumen de alcohol y como máximo de manera comercial, tendremos vinos de hasta 8%; el vino tiene entre 10 y 15%, a menos que sean vinos fortificados a los cuales se les adicionó alcohol viníco, pero como máximo logran un 20%. Claro que esto puede ser 4 veces una cerveza.
De acuerdo a calorías.
Aunque esta cantidad va variando en estilos y tipos, daremos un parámetro general para que puedan decidir:
La copa de vino de 100 mililitros tendrá entre 70 y 80 calorías; una cerveza de 330 ML entre 150 y 180 calorías.
Ya decidirán con cual deciden sufrir si son los que cuentan todo lo que comen; si no lo hacen, la opción que mejor les acomode.
De acuerdo a maridaje.
Estamos más acostumbrados a la cerveza que al vino; por eso pensamos que el vino siempre hay que cuidar con qué lo vamos a poner. Lo que tengas en el plato, pruébalo y el vino que se te venga a la mente es el que vas a acompañar. Lo mismo va a ser con la cerveza que solemos usar para botanas… y bueno, acompaña muy bien.
De acuerdo a amistades.
Si te juntas con gente que tome vino, vas a tomar vino; si tus amigos son cerveceros, tomarás cerveza: es ley de vida que estamos constituidos por las 7 personas con las que más nos juntamos y las bebidas entran en esa estadística; claro, que puedes ir modificando poco a poco ciertos patrones; sin embargo, el punto está en disfrutar.
De acuerdo a clima.
Si hace calor se antoja una cerveza clara, fría y en nuestra mano; o un vino blanco o rosado fresco en la copa; en caso de frío queremos una cerveza obscura, muy obscura: de esas que ya sientes el chocolate desde que la abres. Y el vino potente y tánico para el mismo clima de frío y sábanas calientes. ¿Ven? Para todos hay.
De acuerdo al gusto.
Si te gusta la cerveza ¿para qué cambiar? Si te gusta el vino ¿Lo vas a dejar? Sólo es cuestión de disfrutar todo lo que hay a su alrededor y que el campo, la producción nacional y el antojo les dan.
Símbolo del “realismo sucio”, escritor gringo nacido en Alemania: su literatura habla de sexo, mujeres y alcohol. Uno de los últimos grandes exponentes de la literatura de los años 70: novelas, ensayos, cuentos, crónicas y poemas inundan su haber literario.
Música de cañerías, Se busca una mujer, La Máquina de follar dentro de sus principales obras donde expone vivencias de desamor en un mundo caótico.
Bukowski era conocido por su nivel de alcoholismo que era tratado en diversos personajes que iba mostrando en sus libros a tal punto que tiene “Cerveza”, un poema alrededor de sus vivencias con este fermento: